Capítulo Cuatro: Encuentro.

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Bokuto se aferró a sus piernas, hacía frío, mucho frío y no estaba Akaashi. No sentía el calor de Akaashi, no recordaba su aroma, quería verlo, tocarlo.

Su estómago rugió, pidiendo comida. Tapó su boca con su antebrazo, mirando la puerta del gimnasio, hace cuatro días Akaashi se había ido, hace cuatro días escogió a su mejor amigo de la infancia en vez de ir con su novio a la casa de éste.

Un sollozo se escapó de entre sus labios, parecía un cachorro abandonado y lo tenía claro, en su mente tenía el plan; Kuroo vendrá por mí y juntos con los demás iremos a la casa de Akaashi y podremos descansar ahí, Akaashi no me negará la entrada, podremos resolver todo y volver a ser novios porque amo a Akaashi y el a mí... ¿No?

De pronto todos los gruñidos de zombis aumentaron y fueron perdiéndose en la lejanía, la puerta fué tocada con un toque distintivo.

¡Era Kuroo!

— La entrada tanto como el camino están llenos de zombis, no será fácil pasar por ahí

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— La entrada tanto como el camino están llenos de zombis, no será fácil pasar por ahí. —Murmuró Yaku bajando del árbol; al cual había subido para ver el interior del establecimiento sin ser notado; con ayuda de Lev.

— Bien, tengo un plan. Son casi las nueve de la tarde por como el sol comienza a esconderse. —Habló Kenma una vez estaban todos reunidos en un círculo. — Esperemos una hora, cuando la luz desaparezca completamente estaremos fuera de su rango visual, pero no auditivo. —Susurró el rubio dejando un mechón de cabello detrás de su oreja. — Uno de nosotros debe acercarse lo más posible y crear tanto ruido como pueda, para atraer a esos zombies y volver a éste punto. Alguien que pueda subir al árbol sin problemas, alguien rápido y con agilidad de un felino mayor. —Todas las miradas de repente fueron a Lev, quién dió un salto ante las descripciones notando que claramente hablaban de el.

— Mierda.

— Bien, harás lo que dice Kenma, nosotros iremos al lado contrario e iremos por Bokuto, luego de ello vendremos por ti. —Habló Kuroo, dándole un apretón a su hombro. Lev pasó saliva y asintió, pudo ver como todos se iban al lado contrario de donde él estaba.

Mentiría si dijera que no tenía miedo, odiaba ser tan alto en esos momentos, pero increíblemente confiaba en sus habilidades como un león, tan silencioso así como ruidoso para marcar territorio. Relajó su cuerpo y se quitó la chaqueta del equipo para pasarla por su cadera.

¿Qué pasaría si moría? Esperaba y eso no pase, no estaba listo para ser una de esas criaturas y menos irse sin decirle a Yaku San lo que sentía.

Kenma hizo la señal, él se acercó lo suficiente y con una rama golpeó la puerta de la academia. Los escuchó acercarce y corrió, gritando groserías para no dejar de ser oído por los zombis. Dió el saltó más alto que pudo y se afirmó de una rama, cuando empujó su cuerpo hacia arriba soltó un grito, una de esas mierdas le había agarrado el pie. Jadeó mientras intentaba no soltarse. No podía dudar. No podía dejarse morir ahí, con el otro pie empujaba la mano del zombi.

Un rasguño y estaría condenado.

Giró su cabeza un poco, todo Nekoma lo veía, preocupados. Lo que más llamó su atención fué ver como Yaku San intenta ir hacia él pero Kuroo San tapaba su boca y lo mantenía pegado a el.

Justo cuando pensó que no podría librarse, gritó.

— Váyanse ya, estaré bien, saquen a Bokuto y a los demás de ahí. ¡Soy Lev Haiba, estrella del Nekoma! ¡¿Cuándo me he rendido?! —Rió mientras daba una fuerte patada a la mano del zombi, con una fuerza que pensó que no tenía subió al árbol, se sentó en la rama y dejó caer su espalda en otra de las enormes ramas, su respiración estaba agitada y su tobillo dolía, el zombi lo había agarrado con fuerza.

Kuroo sonrió al oír a Lev, arrastró consigo a Yaku y llegaron a la puerta del gimnasio, tocó con un sonido que solo ellos conocían y la puerta fué abierta. Un Bokuto todo desaliñado, con ojeras y un temblor que estaba en su cuerpo le sonrió.

Lo abrazó con tanta fuerza que pensó que podría romperlo, entró al gimnasio sin soltarlo, Bokuto sollozaba en su cuello, cosas que no podía entender.
La puerta fué cerrada una vez más, todos estaban adentro descansando.

— Bokuto, hey, amigo. No puedo entenderte... ¿Dónde... ¿Dónde están Akaashi y los demás? —Habló viendo alrededor del oscuro lugar, sentando a Bokuto mientras se arrodillaba frente a él.

— Se fue... él me dió a elegir, Kuroo. Tenían hambre y frío, querían salir y se fueron. Yo no pude escogerlo, sabía que vendrás. Tú, tú nunca mientes, Kuroo, siempre. Desde peque... pequeños tu siempre estás. —Su amigo comenzaba a sufrir un especie de colapso, eso era peor que el Bokuto emo, Inuoka se acercó con agua y comida para el búho y en cuanto éste lo notó; sin antes agradecer; comenzó a comer y beber con desespero.

— Déjame ver si entiendo... Akaashi se fue... ¿Sin ti? ¿Eso si quiera era posible? —Susurró al búho, éste lo miró con tristeza, pasando la comida.

— Dijo que no lo amaba, yo lo amo, Kuroo, desde le primer momento en que lo vi. Me enamoré de él. Tanto, tanto. —Kuroo no tardó en acariciar el cabello de su mejor amigo, su hermano, su familia. Mataría a Akaashi por haberlo dejado solo, ¿no era Akaashi quién conocía todas las debilidades de Bokuto? ¿Entonces por qué lo dejó? — Están en su casa, Kuroo... Por favor, vayamos allá. No está lejos, de seguro reunieron mucha comida y planean quedarse ahí. Por favor...

— Iremos ahí, Bokuto pero no prometo dejarlo vivo, él te habría obligado a ir, Akaashi, estoy sorprendido de que te haya dejado, no tiene explicación lógica...

— Kuroo, él me dió a elegir, yo te escogí a ti. Porque sabía que vendrías, no podía irme y que tú llegaras y no encontrar a nadie, me quedé para que todos pudiéramos ir a casa de Akaashi. —Kuroo lo miró con impresión.

— Espera, ¿te quedaste sólo por eso? —Bokuto asintió frenéticamente con su cabeza.

— Así todos tendremos un lugar, Akaashi nos dejará quedar, podremos descansar. Sobre todo Kenma, ahora mismo está durmiendose sentado. —Kuroo se volteó rápidamente y agarró la cabeza del armador de Nekoma quien se dejó caer en sus brazos.

No tendría que pensar dónde ir ahora para descansar, Bokuto ya lo tenía todo listo.

Bokuto realmente sobrepasaba lo que era la lealtad e inteligencia. Cualquiera que lo viera pensaría que es un idiota, pero Kuroo creía firmemente que Bokuto solo disfrutaba el ser alguien sencillo mientras pensaba constantemente en todo y en todos.

As the world caves in. |Bokuaka|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora