Capítulo Catorce: Cambios.

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Un año desde la llegada a Karasuno.

— Bien, conté todo lo que tenemos y tengo la cuenta de cuando algo falta. —Habló Kenma sentado en los muslos de Kuroo.

— Si llevas la cuenta, ¿cuál sería el problema, Kenma? —Murmuró Ukai, en la sala reunidos todos los líderes, en la mesa solo habían papeles y armas, los líderes estaban sentados alrededor de dicha mesa.

— Tenemos lo necesario para crear una alianza con Aoba Johsai, las búsquedas han tomado un camino diferente y hemos aumentado al cuarenta por ciento las armas y municiones por cada estación de policía que el grupo de búsqueda encuentra. —Explicó Kenma, su vista fija en los papeles en sus manos.

Kuroo apoyó su cabeza en la de su pareja, Kenma estaba recuperando su cabello castaño, tendría que en sus salidas de búsqueda encontrar alguna peluquería y traerle tinte rubio.

— Nuestro mayor problema es que el líder de Aoba Johsai es demasiado estricto sin mencionar que nos odia aún más que a Shiratorizawa. —Comentó Ukai frustrado, Kageyama quién limaba sus uñas suspiró.

— Propongo que el que haga el tratado sea Takeda, después de todo es muy persuasivo, sus tratos son demasiado justos y no da a torcer su brazo. —Habló el ojiazul, Kenma asintió de acuerdo.

— De igual modo el grupo de rescate debería ir con él, aún si tenemos compañeros como Shibayama y Kai en Seijo no nos podemos fiar de que no lo vayan a atacar. —Comentó Kuroo, mirando a todos.

— En eso tiene razón, Aoba Johsai es conocido por los sobrevivientes que no han ingresado ahí. Dicen que están locos y son demasiado agresivos. —Habló Aone, todas las miradas fijas en él. — Perdí compañeros que intentaron ingresar, los hechan aún si es de noche.

— Podré ir con mi grupo como defensa para Takeda, pero no creo que vaya a regresar con vida, después de todo Oikawa no odia a nadie más de lo que me odia a mí. —Habló Kageyama, dejando de limar sus uñas, miró los papeles y tomó los que tenían la cuenta de comida.

— Nuestras proviciones en comida desde que más gente se nos unió han bajado un cincuenta por ciento, no tenemos más opción, entrega tu vida a cambio de los demás si es necesario. —Murmuró Kenma con un tono seco y frío, Kageyama suspiró mientras rodaba sus ojos, acostumbrado a los comentarios de Kenma.

— Mi problema no es dar mi vida por ustedes, mi problema es que tengo dos Hinata's esperando por mí cada vez que el grupo de rescate es necesitado. —Tiró el papel a la mesa, dejando caer su cuerpo en la silla, frustrado.

Kenma ató su cabello mientras se dejaba caer en el cuerpo de Kuroo, el mayor abrazándolo.

La pareja de Nekoma era sin duda una de las más eficientes en ese lugar, eran el cerebro y el cuerpo, juntos hacían muchos cambios buenos para todos. Pero Kageyama y Akaashi seguían siendo las mejores armas de Karasuno, así como Aone y Tsukishima eran los mejores escudos.

— Bien, tranquilos. —Suspiró ésta vez Ukai, su cabello tan largo como el de Kenma, lo ató y miró los papeles. — Mandaremos a Takeda con dos guardias de mi grupo, el grupo de rescate estará escondido a los alrededores, cualquier acto sospechoso debe ser detenido pero no mataremos a nadie hasta que sea un real peligro.

— Me parece bien. —Dijeron todos a la vez, todos saliendo de la sala de reuniones para tomar sus rutinas diarias.

Cuando Kuroo se iba a ir Kenma tomó su mano, evitando que saliera.

— ¿Qué pasa, amor? —Preguntó el pelinegro, Kenma tenía la mirada baja, eso fue preocupante. — ¿Kenma estás bien?

— Kuroo, ¿soy muy cruel? —Eso hizo que Kuroo alzara una ceja, confundido ante tal pregunta.

— Kenma, no estoy entendiendo...

— Cada misión peligrosa que tiene Kageyama, mis palabras son siempre el querer que muera. —Kenma alzó su mirada, Kuroo solo soltó una leve risa. — ¡No te rías!

— Kenma, es normal que alguien no te caiga bien, de hecho, lo anormal es cuando alguien te agrada. —Se burló, Kenma solo golpeó su brazo y fue por los papales, ordenandolos.

— No es que no me agrade, Kageyama me cae bien. —Soltó, ahora dejando a Kuroo con la boca abierta. — Pero a pasado un año y sigue tratando a Akaashi como un saco de boxeo y eso no me gusta, Akaashi sangra y tiene moretones en todo su cuerpo. —Susurró, su tono de voz delatando lo preocupado que estaba de su amigo. — Akaashi no solía agradarme porque es similar a mí, solo que el tiene el cuerpo para realizar cosas que yo no.

— ¿Kenma? —Se acercó al menor, preocupado al ver como éste apretaba con fuerza los papeles, arrugandolos.

— ¡¿Por qué soy el único que no puede defenderse?! —Estalló, asustando al más alto. — ¡Todos los armadores que he conocido siempre me dieron envidia! —Kuroo abrazó al menor, quitando los papeles con cuidado. — No quiero solo poder... Ser el inteligente, también quiero entrenar, quiero protegerte, Kuroo.

— Kenma, nunca nada pasará conmigo o Akaashi. Todos sabemos lo duro que es Kageyama con él y lo difícil que debe ser para ti solo tener que usar tu cerebro, pero eres más que eso y lo sabes, todos lo sabemos. —Susurró, tratando de calmar a su chico, Kenma realmente asustaba cuando se enojaba y elevaba su voz.

— Me hace enojar ver caer una y otra y otra vez a Akaashi, es mi mejor amigo aquí, Kuroo... Así como a Hinata, entonces cada vez que hago un comentario inapropiado sobre que quiero ver  morir a Kageyama yo...  Siento que le hago daño a Hinata... —Susurró volteandose para ver a Kuroo. — ¿me estoy volviendo un psicópata, Kuroo? ¿Ya perdí la cabeza y tendrán que asesinarme antes de ser un peligro para ustedes?

— Kenma, cierra la boca. —Lo abrazó contra su cuerpo con fuerza, su propio corazón latiendo con furia, jamás dejaría morir a su razón de existir. — No estás loco, eso se llamaba preocupación por los seres a quienes amas, aún si le dices a Kageyama muchas cosas, el no va a morir y Hinata estará bien. Así como Akaashi después de cada caída se levanta y vuelve a pelear. Es normal sentirse preocupado.

— Quiero tomar el entrenamiento con Kageyama... Entender... Entender el mundo de Akaashi, no quiero dejarlo solo. —Susurró después, Kuroo apretó sus ojos ante eso, no quería ver a Kenma sangrando por los golpes que iba a recibir, no quería vivir con el mismo sentimiento de preocupación que Bokuto.

— Lo que tu quieras, puedes lograrlo. —Susurró con dolor, dejando un beso en la cabellera de su novio, tratando de sacar el malestar de sus cuerpos. — El grupo debe estar esperándome, me tengo que ir, amor. Buscaré alguna tienda que tenga tinte, ¿va?

— Sí... —El mayor se alejó, caminando a el auto, Bokuto se despedía de Akaashi, éste dió caricias en el cabello de su novio y muchos besos en su rostro.

Bokuto parecía brillar, como siempre. Kuroo jamás entendería la mente de su mejor amigo, pero lo amaba con todo su corazón. El conocerse de niños y el estar juntos en ese mundo tan caótico era más que un simple milagro, era cosa del destino el que ellos siempre se necesitaran y no pudieran vivir sin el otro.

Kuroo sabía que Bokuto jamás lo dejaría morir y él no dejaría morir a éste. Aún que jamás lo dijera en voz alta, estaba seguro de que Bokuto era su alma gemela; después de todo las almas gemelas no siempre están juntas de manera romántica pero pueden llegar a amarse al mismo nivel.

As the world caves in. |Bokuaka|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora