Casual Affair (Ryden 2020)

Episodio 35 - Golden Days

Narra Brendon

Llevaba días fantaseando con poder distanciarme de mis pensamientos tortuosos relacionados a mi caótica vida amorosa y sentarme con mi guitarra a crear nuevo material, talvez un single o porque no un nuevo disco, el cual estaba seguro que mis fans esperaban con ansias, pero no...no estaba de ánimos para hacer absolutamente nada. Mis días se volvían cada vez más grises y sin querer volvía a sentirme atrapado, en mi propia realidad.

Por otra parte, según yo he puesto un gran esfuerzo para intentar llevarme mejor con mi esposa Sarah pero no lo he logrado demasiado, las discusiones se hacen cada vez más recurrentes. Ella insiste que mi genio está terrible y yo por mi parte atribuía responsabilidad a Sarah de los problemas que se presentaban; lo que la llevaba a salir de casa más seguido que de costumbre, visitar amigas y salir de compras...sin imaginarlo habíamos dejado de pasar tiempo juntos, sobre todo de calidad.
Ignorar y reprimir los sentimientos por Ryan era todo una odisea y mi desesperación comenzaba a hacerse evidente en mi vida diaria, alterando mi funcionalidad, incluso en mi amado trabajo.

En cuanto a Ross bastó sentarme en el sofá y soltar un suspiro pensando en él para que comenzara a vibrar mi teléfono. Talvez lo había deseado con tantas fuerzas que acabé invocándolo, ahora para mi asombro quería hablar conmigo después de meses.

–Hola...¿Qué te pasó Brendon? –Preguntó Ryan con curiosidad al otro lado de la línea.

–¿A mi?, se puede saber ¿cuál es el motivo de tu llamada Ryan? –Contesté con un tono de voz seco y cortante. No había tenido la posibilidad de oír su dulce voz por un largo tiempo, por lo que escucharlo me hacía sentir emocionado y agitado, tanto que mis palpitaciones se habían acelerado...pero debía disimularlo, estaba furioso con él y su maldita indiferencia, la cual desde origen de los tiempos había estado presente en su dinámica relacional.

–Vi la foto que le enviaste a Pete, llamaba para saber si estabas bien...

–¿Y eso te importa? –Respondí confrontacional.

–Sí... –Se limitó a contestar, para luego mantenernos en silencio algunos segundos. Con mi mano en desuso me froté los ojos, podía sentir como inevitablemente mi ilusión renacía...moría de ganas de verlo, pero me convencí a mantener mi actitud fría.

–Eres un mentiroso Ross. Puedes vivir perfectamente sin mi ¿sabes porqué? porque no sabes amar, por eso vienes y me arruinas la vida. Desapareces por meses como si nada te importara y ahora haces como que estas preocupado por lo que me pasó...no quiero saber nada más de ti –Rompí el silencio mientras hablaba entredientes.
¿Cómo era posible amarlo tanto y sentirme al mismo tiempo un idiota, un juguete de sus momentos libres? Para que luego huyera como siempre debido a sus inseguridades.

–¿Donde estás? –Preguntó de forma pausada, con incertidumbre. Lo conocía tanto que incluso detectaba sus emociones en su forma de hablar.

–¿Para qué quieres saber eso?, ¿quieres seguir jugando conmigo, con todo lo que siento por ti? No vengas con idioteces –Dije determinado.

Era como una lucha entre el corazón y la razón. Una parte deseaba correr hacia él, decirle que si a todo, pero por otro lado, tenia claro que sus temores y trancas emocionales no me hacían para nada bien, es más, me alejaban de mi estabilidad mental.

–No he dicho que quiero volver contigo Brendon, sólo necesito conversar, nada más que eso –Señaló decidido, lo que me sorprendió, pero no logró ablandar mi corazón, aunque sabía que más tarde me arrepentiría de no seguirle la corriente.

–¡Por supuesto que no! eres un egoísta y un cobarde Ryan, vete a la mierda, ¡a la mierda! –Exclamé impulsivo, mientras mi adrenalina por discutir incrementaba.