Narra Brendon
A eso de las once de la mañana cuando el sol traspasaba sus rayos por la ventana de la habitación, me desperté gracias a mi sed salvaje y un detestable dolor de cabeza que me había provocado mi alocada noche con el alcohol y mi adorado libertinaje de protagonista. Ahí estaba yo, acostado al lado derecho de la cama de Ryan, mientras él aún dormía plácidamente, no podía con la culpa, aunque estaba consciente que no había ocurrido nada...en su cama, pero si pude recordar el dulce sabor de sus besos la noche anterior en casa de nuestro amigo Joe, aquel recuerdo me hacía sonreír con picardía, pero no bastaba.
Me levanté al baño, bebí un vaso de agua, lavé mi rostro, mis dientes y volví a la cama, por algún motivo, sin apuros de empacar mis cosas para regresar a mi ciudad, con mi amada esposa. Aún sentía que a este reencuentro le hacía falta algo más que eso, por lo que a ratos mi mente se veía invadida de pensamientos pervertidos, era imposible no tenerlos viendo al hombre más atractivo de mi mundo acostado a un metro de mi, con su torso desnudo y su rostro angelical, realmente aún no quería regresar a casa con mis obligaciones.
–Ya estás despierto, ¿Cómo te sientes?, ¿Cómo va esa resaca? –Preguntó Ryan recién despertando frotándose los ojos y sentándose en la cama.
–Me duele la cabeza, pero verte aquí conmigo me hace sentir mejor... –Sonreí arqueando una de mis cejas intentando seducirlo.
–¿Quieres desayuno? Tengo pie de limón, sé que te encanta, estás de suerte –Dijo Ryan sonriendo e ignorando mis palabras amorosas, poniendose de pie para seguramente ir a prepararlo.
–Ryan... –Me adelanté a decir.
–¿Sí? –Volteó para mirarme a los ojos, sin abandonar el lugar.
–¿Anoche no tuvimos sexo, verdad? –Pregunté intrigado tomándolo del brazo. Negó con la cabeza frunciendo levemente el ceño.
–No. ¿Porqué me miras asustado? me conoces más que nadie, sabes que no podría aprovecharme de alguien ebrio –Aseguró.
–Quédate tranquilo –Dijo cogiendo su camiseta para vestirse. Interrumpí su acto lanzando su camiseta por los aires cayendo hacia el suelo.
–¿Qué haces? –Cuestionó el rubio curioso. Procedí a acercarme a él, jalando de su brazo regresandolo a la cama, a lo que él sin poner resistencia pareció algo accesible.
–Brendon, tu esposa...será mejor que comamos algo y regreses a tu casa, olvidemos lo que ocurrió ayer, no tiene importancia –Dijo Ryan abatido clavando sus ojos en los míos.
–¿Te gustó lo que hicimos anoche en casa de Joe? A mi me encantó, no puedo irme de aquí sin terminarlo... –Coquetié acariciando su mejilla, guiñandole un ojo.
–¿Y para qué? Luego tu te vas con ella, no seas desconsiderado conmigo Brendon, déjalo así.
Sin medir las consecuencias, aproveché que me estaba observando para soltar un suspiro y quitarme la camiseta quedando nada más que en bóxer y me aventuré a hacerlo cambiar de opinión avalanzándome hacia él. Se encontraba recostado y me posicioné abriendo las piernas para quedar sentado sobre su cuerpo, para luego continuar besándolo apasionadamente en el cuello, a lo que él se mostró sometido a mis deseos, comenzando a besarnos en la boca de manera ferviente mientras yo arañaba su espalda con mis dedos, mientras bajo de mi podía sentir perfectamente su erección. Con Ryan era tan fácil excitarme en un segundo, que era imposible disimularlo, hacía que me comportase como un animal.
–¿Porqué haces esto? –Dijo el de cabello rizado interrumpiendo nuestro exquisito beso, para mirarme fijamente esperando una respuesta.
–Porque los dos queremos y esperamos mucho por este momento...mucho –Aseguré insistiendo en besarle los labios nuevamente y para luego acabar mordiendo sensualmente su labio inferior.
Pude percatarme como tras mis palabras Ryan cambió rotundamente su disposición, ahora los besos sabían más apasionados, insertando en ellos su lengua en mi boca cada vez más profundo y con sus manos acariciando cada lugar de mi espalda, para luego bajar hacia mis nalgas apretandolas con fuerza, lo que me pareció un juego ardiente, que de todos modos no quería dejar de jugar.
Me convencí a no dejar espacio a mis limitaciones y a mi cargo de conciencia, este momento era nuestro y no sabía si era aquella mi única oportunidad en lo que me resta de vida, por lo tanto me mentalizé en breves segundos que debía olvidar todo aquello que me atormentaba y no me permitía vivir el presente.
Acto seguido Ryan procedió a bajar mi ropa interior dejando expuesta mi desnudez, a lo que yo quedé atónito y expectante, para luego comenzar a besar deliberadamente mi intimidad, mientras él sin despegar la vista de mis ojos y mantenía su atención a mi reacción, yo me mostraba completamente vulnerable y entregado al placer que el sexo oral me proporcionaba, con los ojos entreabiertos y mi respiración cada vez más acelerada, solté un gemido. Era posible sentir mi brutal erección dentro de su boca, todo gracias a la exaltación que me provocaba sentir el vaivén de sus labios y húmeda lengua a lo largo de mi miembro, lo que estimulaba hasta la ultima hormona de mi cuerpo y me hacía estallar de goce, a lo que yo respondí acariciando su cabello y jalandolo intermitentemente. No podía creer el panorama que mis ojos estaban viendo, todo parecía parte de un sueño.
Dicho acto me hizo pensar que hace más de ocho años no tenía relaciones sexuales con alguien que no fuese mi mujer Sarah, por lo que se había vuelto algo rutinario, mecánico y predecible, pero con Ryan todo en ese contexto era diferente, todo se sentía jodidamente emocionante, como si fuese la primera vez.
–Ryan, quiero hacerte el amor, no me puedes dejar así –Mencioné mordiendo mi labio inferior, completamente acalorado señalando mi sexo, cuando Ryan volvió a recostarse a mi lado agitado bebiendo un poco de agua.
Me observó de manera desconfiada, pero a la misma vez motivada y se aproximó a mi nuevamente conectando nuestros labios en un fogoso beso, acariciandome con una mano en el lugar donde más me gusta, luego voltee su sudado cuerpo impetuosamente hacia abajo, dejando su rostro en la almohada, desprendiendo de él lentamente su ropa interior, lo que lo llevó a buscar mi mirada y observarme fijamente hacia atrás respirando acentuadamente, con una actitud apacible.
Con su mirada pude notar, que él ansiaba realizar una y otra vez lo mismo conmigo que yo con el gran amor de mi vida, hasta en mis sueños más sucios y yo por esta mañana, estaba completamente seguro de recuperar el tiempo perdido y cumplir cada una de sus fantasías. Realmente me tenía jodidamente embobado.
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''Yo estoy dónde tu me gustaste, tu sabes''
But It's Better If You Do - Panic! At The Disco.
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Casual Affair (Ryden 2020)
Hayran KurguLos caminos de la estrella del pop americana Brendon Urie y el recordado Ryan Ross han tomado rumbos completamente diferentes, pero ¿Qué pasará cuando después de una década sus miradas se vuelvan a cruzar?. Historia narrada por ambos en el año actua...