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[CS]

Capítulo 40: Ahora te dejo ir.

Desperté con un molesto dolor de garganta, las lágrimas que derramé anoche se encontraban secas en mis mejillas.

Hoy es el día.

Caminé hasta el baño y lavé mi rostro con la esperanza de que se bajara la hinchazón de mi cara. Tomé el delineador y lo pasé por mis parpados intentando que la línea saliera lo más derecha posible, pero mi pulso no era de mucha ayuda.

Estaba colocando mi labial cuando sentí mis ojos arder, por más que intenté evitarlo, las lágrimas cayeron sabiendo de memoria el camino que debía de trazar.

Esto será más difícil de lo que imaginé.

[🌩️🌩️]

Me bajé del auto de mis papás, la capilla donde sería el homenaje era un hermoso lugar, estaba lleno de césped verde y se miraban las montañas a lo lejos.

Ya había varias personas en el lugar hablando entre ellas y mientras caminábamos podía sentir la mirada pesada de algunas de ellas a mis espaldas, bajé la mirada intimidada rascándome la mandíbula e intenté alcanzar la mano de mi hermana, pero algo alcanzó la mía primero.

—Hola... — susurró Avery a mi izquierda mientras entrelazaba su mano con la mía.

—Te estábamos esperando. Los demás están adentro —comentó esta vez Prairie entrelazando mi otra mano con la suya.

Entramos a la capilla y ubiqué a los chicos junto con Chloe en una de las esquinas hablando en voz baja, ellos nos miraron entrar y con una sonrisa tenue se acercaron.

—Hola, Rory —susurraron los chicos al unísono, me brindaron una sonrisa que pareció más una mueca.

—Rory... —susurró Chloe lanzándose a mis brazos, sabía que en cualquier momento me rompería en sus brazos.

—Gracias a todos por venir —escuchamos a nuestras espaldas, era la mamá de Owen en el estrado.

Los seis caminamos y nos acomodamos en las bancas de enfrente. Detallé el lugar mientras la mamá de Owen agarraba las fuerzas para seguir hablando.

Las paredes eran muy blancas, casi podía apostar que las hicieron para que los mosaicos de colores en los ventanales resaltaran juntos con las bancas de madera y los arreglos de flores que decoraban el lugar.

Todo el lugar transmitía paz.

Hasta que mi vista pasó a los presentes, ahí terminó la paz del lugar.

—Hablo por mi esposo y por mi cuando digo que perder a un hijo ha sido lo más doloroso de nuestras vidas. Una madre jamás debería enterrar a sus hijos.

Se soltó a llorar siendo consolada por su esposo al instante. No tuve corazón para mirar a la hermana de Owen, pero apostaba que estaba igual de rota.

—Mi Owen, no tenías que irte —lloró aún más por varios minutos hasta que se calmó por completo.

Su esposo se puso delante del podio y habló por ella.

—Hace un año no solo perdimos a nuestro hijo, Kaia perdió a un hermano y ustedes perdieron un amigo. Hoy y siempre lo recordaremos por lo que fue, por sus mejores momentos...

El pitido ya conocido por mí en mis oídos y las inmensas náuseas que sentía me interrumpieron parte del discurso.

—Rory fue la persona más amada por mi Owen, y por problemas no pudo despedirse como todos nosotros lo hicimos —logré escuchar por sobre mi malestar.

TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora