21 (pII)

59 7 1
                                    

[CS]

Capítulo 21 parte 2: No debes de responder.

La noche había caído y junto con ella, mi esperanza de que Owen me expresara por voluntad propia lo que sufría en silencio.

Lo que lo había llevado al suicidio por... no lo sé, ¿segunda vez?

¿Habrá habido más intentos antes del lago?

El chico a mi lado se removió en su lugar al ver como un relámpago alumbró por unos segundos el cielo, anunciando la pronto llegada de una tormenta eléctrica.

No creo que sea buena idea quedarnos en la cima de una no tan alta colina.

¿Qué tal si nos cae un rayo? Aunque... podríamos convertimos los nuevos Flash.

Grant Gustin te amo, eres mi velocista favorito y la única razón por la que amo a Sebastian Smythe.

[🌩🌩]

Las primeras gotas empezaron a caer de manera muy fina, un poco abrumada por todo el silencio y las miradas vacías del chico extendí las palmas de la mano, viendo como de apoco se iba mojando.

No aguanté más el silencio y sacudí ambas manos, secándolas con el aire húmedo de septiembre. Me acerqué aún más al rubio y miré su perfil.

Nada. Ni una expresión.

Creo que ni siquiera recuerda donde y con quien está.

—¿Owen?

—¿Mmh?

—¿Podemos hablar sobre lo que pasó? ¿Cómo te sientes?

—Deprimido.

Su respuesta me dejó insatisfecha, necesitaba más detalles para empatizar.

Necesito meterme en sus zapatos.

—¿Y cómo te sientes con eso?

Fue lo primero que se me ocurrió, pero no me había dado cuenta de la gravedad de la pregunta hasta que sentí como sus músculos se tensaban.

—No debes de responder —intenté remediar mi error.

—Siempre tan curiosa, Lorelai —mencionó aclarando su garganta para disimular la incomodidad.

—Bueno, yo... no es algo que te lo enseñe los libros... o al menos los que yo leo.

Tonta. Tonta. Tonta. ¿No puedes quedarte callada?

—Okey... —susurró listo para hablar sobre eso—. No lo sé... Es como si...

Dejé caer mi cabeza en su hombro esperando a que dejara de interrumpirse.

—De verdad no hace falta que me cuentes.

—Despierto por las mañanas —me ignoró encontrando las palabras— y lo primero que me digo es "Aun vivo. ¿De verdad?" Luego marco otra casilla en el Memento Mori.

No volvió a hablar después de eso, levanté la mirada aun con la cabeza en su hombro observando cada rasgo de él; la lluvia empezó a caerle directamente en el rostro mientras mantenía los ojos cerrados por unos segundos.

—Y... No es solamente mental también se siente en todo el cuerpo, es como si... —su voz se cortó y estaba segura que sus ojos llorosos no eran por las pequeñas gotas de lluvia—. Perdón —se volvió a aclarar la garganta y empezó a divagar.

Rápidamente tomé su mano con la esperanza de llamar su atención; la cual en este momento se encontraba con los rayos cayendo a la distancia.

—No me pidas perdón por expresar tus sentimientos. Yo siempre te escucharé y apoyaré.

Lo abracé por la cintura sintiendo como me rodeaba con sus brazos atrayéndome más a él.

No quiero que muera. Pensé sintiendo mis ojos arder.

—Podemos hablar de esto cualquier otro día. O nunca. Como te sientas más cómodo.

—Solo diré que es exhausto vivir así. Pero ya sabes lo que dicen... —estaba empezando a creer que su gesto favorito es encogerse de hombros—. La vida es como un piano y hay que hacer música (vivir) como ellos.

No entendí.

Luego dicen que soy yo con las locas referencias.

—No toco el piano.

—Dios, Lorelai... —suspiró exageradamente para después formar una sonrisa—. Ya olvídalo.

No podré olvidarlo.

Lo más seguro era que al regresar a casa, lo primero que haría sería googlearlo.

—Okey... —susurré—. Pero en mi defensa, yo escribo y leo, no toco el piano y jamás he oído que alguien diga eso.

Owen me miró de reojo deshaciendo el abrazo y suprimiendo una sonrisa que amenazaba con salir.

—¿Qué?

Sus ojos verdes volvieron a brillar y me atrevía a decir que fue la primera vez en todo el día que habían vuelto a relucir, ahuyentando cualquier rastro de cansancio y tristeza.

Aunque no sé cómo debería sentirme que la causa del brillo es porque se estaba burlando de mí.

—Vamos antes de que terminemos empapados y te enfermes.

Me tomó de la mano y corrimos cuesta abajo hasta su auto con la lluvia cayendo aún más fuerte.

—¿Sabes que me gustaría? —pregunté una vez que estábamos refugiados en su auto—. Oírte tocar algo en tu batería.

Su sonrisa se hizo presente una vez más haciendo que me emocionara.

¡Por fin había dicho algo que lo hiciera sentir bien! Lo consideraré un logro personal.

—Tengo la canción perfecta para ti.

Sin más arrancó con dirección a su lugar seguro.

Durante el trayecto su sonrisa seguía intacta y cantaba alguna que otra canción, pareciera que todos sus problemas se habían arreglado, aunque sabía que en el fondo seguía siendo el mismo Owen de hace unas horas y que anhelaba el regreso a su cama, pero como dije, no dejaré que se estanque en su habitación siendo consumido por su tristeza.

Durante el trayecto su sonrisa seguía intacta y cantaba alguna que otra canción, pareciera que todos sus problemas se habían arreglado, aunque sabía que en el fondo seguía siendo el mismo Owen de hace unas horas y que anhelaba el regreso a su cama...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo lo que tienes que hacer es quedarte un minuto, solo tómate tu tiempo.

TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora