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[CS]

Capítulo 26: ¿Cómo te sientes?

Termoquímica: estudia... estudia el... ¿Qué estudia?

Suspiré rendida dándole una hojeada a mis notas de estudio.

—Termoquímica —recité en voz alta—. Estudia los cambios térmicos asociados a las transformaciones químicas y físicas.

Bien... Fácil. Ahora sin ver.

Termoquímica estudia los cambios térmicos...

—¡No puede ser! —suspiré frustrada llevándome las manos a la cara.

Llevaba alrededor de 2 horas estudiando y cada vez que sentía que avanzaba, regresaba a la primera hoja y ¡nada!

¡No memorice nada!

Sentía como el nudo de mi garganta se iba formando.

Termoquímica...

Termoquímica... Entalpia... Entropía... Temperaturas... Owen. Lo extraño.

Como si me leyera la mente hizo acto de presencia distrayéndome por completo de mis estudios.

14:29 Ow♥️: Ya sé que mañana tienes examen, pero te extraño :(

14:29 Ow♥️: Puedo ir??

14:29 Ow♥️: Prometo estar callado

14:29 Lorelai🤍: No creo que sea buena idea.

Sin pensarlo dos veces apagué mi teléfono y me centré en mis apuntes.

No me moveré de aquí hasta terminar, aunque sea los ejercicios.

Pero ni siquiera eso puedo recordar al 100%.

Un sudor frío me causo escalofríos al mismo tiempo que sentía como mi ojo izquierdo empezaba a temblar.

Necesito que ya se acabe el semestre.

[🌩️🌩️]

En este punto del día estaba en el suelo con todos mis apuntes, notas, guías y libros esparcidos en el suelo. Mi escritorio yo no era lo suficientemente cómodo para seguir ahí.

También, en este punto, las lágrimas se empezaban a acumular, pero no a caer.

Ya no puedo.

Con enojo intenté agarrar un marcador sintiendo mi mano hormiguear de una manera extraña. Ambos brazos los sentía entumecidos y él mismo sudor frío se volvió a hacer presente.

¿Qué me está pasando?

Me asusté cuando otras extremidades se entumecieron así que intenté pararme, pero un mareo me lo impidió.

De un momento a otro mis pulmones se cerraron y mi mente se activó reproduciendo miles de sonidos diferentes.

Aparté mis hojas, para después llevar mis manos hacia mis oídos con la intención de disminuir el ruido de mi mente.

Para mi desesperación nada disminuía, solo aumentaba mi ritmo cardiaco.

¡El corazón se me va a salir del pecho!

Como último requisito me acosté con la mejilla derecha pegada al frío suelo mientras seguía hiperventilando en busca del aire que mis propios pulmones me están reprimiendo.

TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora