Capítulo 3: Comienza el Juego

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta

Capítulo 3: "Comienza el Juego"

Una chiquilla presumida. Eso fue lo que pensó de ella. Su orgullo y ego estaban herido, así que en vez de esperarla fuera de la iglesia se fue al Club a olvidar el mal momento. El plan de Kikyo no había sido tan bueno después de todo. Hizo una mueca observando su reflejo en el vidrio que daba a los bastos jardines del lugar. Un fiasco, el momento había sido un desagradable fiasco. Jamás se había sentido más humillado. Bebió el licor de un sorbo y evitó pensar nuevamente en el incidente.

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- No es un cazafortunas- Protestó suavemente Kikyo- Bueno... es un caballero, se nota por su aspecto y la manera de hablar.

Kagome suspiró, hizo la señal de la cruz y se levantó del frío piso de cemento de la iglesia. Volteó y caminó seguida de su institutriz, cuando salieron a la calle ya estaba oscuro y la joven Higurashi no pudo evitar desviar la mirada hasta donde hacía un rato atrás el joven Taisho las había interceptado. Se calmó cuando no lo vio en el lugar.

- Bien, no... no importa...- Balbuceó y bajó la vista sintiendo una leve decepción.

- Kaede siempre exagera cuando habla- Volvió Kikyo a retomar la conversación y apretando la mandíbula por no ver a Inuyasha nuevamente ahí ¿acaso se daba por vencido tan rápidamente? ¿o es que no iba a seguir en el juego? Tendría que hablar seriamente con él. Luego, al darse cuenta que Kagome enmudecía completamente, tuvo que recurrir a todo su ingenio para que la conversación no acabara así.- Hay muchas damas, jóvenes de buena cuna que mueren cuando lo ven y ese hombre ni siquiera las toma en cuenta... es realmente extraño que se haya dirigido a usted... debe sentirse halagada.

La joven Higurashi la miró de reojo, incrédula ¿sería cierto?, pensó, pero luego meditó que no, que había sido una atención, nada más. Se sobó las manos apretándolas entre si, sentía un raro cosquilleo en su piel, en el beso suave y rápido que había recibido de él. No era que jamás hubiera recibido un beso en la mano, era el extraño hecho de que aun sintiera el contacto de sus labios en su piel, como si no se lo hubiera dado sobre la tela de su guante de encaje ¿por qué? No pudo evitar sentirse algo sofocada y avergonzada. Kikyo, que la observaba fijamente, lo comprendió y entonces sus ojos oscuros se iluminaron, tuvo que controlarse para no reír, debía ser cuidadosa al hablarle ahora.

- Usted... ¿ya lo conocía?

Kagome pestañeó varias veces y se sonrojó, miró a su institutriz nerviosa.

- No... no... para nada... es decir... cuando era pequeña... lo vi un par de veces pero... sólo había escuchado de él... ahora ya me han hablado de sus... "vicios"...- Ella arrugó la frente, reprobatoria.

- Ahhh...- Kikyo sintió rabia por la entrometida de Kaede.

Quizás esto iba a resultar más difícil de lo que pensaba.

- Kaede me contó que es un irresponsable, que perdió toda la fortuna que le había heredado su padre en las cartas y que debería parecerse a su hermano que ya formó una familia. Alguien así debía evitarse.

- Las personas cambian...- Musitó.

Al no obtener más respuesta de su pupila Kikyo pensó que no era el momento de defender más a Inuyasha. No ahora.

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- ¡No lo haré! Es una petulante ¡me miró casi con horror! Como si yo fuera...- Se bebió de un trago el licor y sólo en ese momento supo que había sido mala idea beberlo tan rápidamente, ahora le ardía la garganta y el estómago dolorosamente... o quizás era el orgullo.

Atrapado por tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora