Capítulo 11: El Chantaje de Kikyo

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 11: "El Chantaje de Kikyo"

El más ruin de los caballeros ¡casi vio el rostro horrorizado de Kaede si se enteraba que se estaba besando a oscuras con él! del puro susto se apartó de súbito aunque le costó deshacerse del beso que Inuyasha le daba.

No quería mirarlo, pero estaba impresionada de su actitud. No estaba siendo recatada como siempre le habían enseñado, ni educada, no estaba respetando ni las rígidas reglas de la sociedad, sólo había caído en sus brazos, como una tonta... ¡oh! ¿Qué le había pasado? Sentía latir el corazón loco como las alas de un colibrí. Se quedó con la espalda afirmada contra el tronco del árbol, así sabía quedaba segura de no caer al suelo, quizás hasta podría caerse de las torpeza de sus miembros.

- ¿Qué sucede?

Él se acercó con lentitud y posó sus manos en sus antebrazos, la muchacha los esquivó con rapidez, no quería que la tocara, sabía que si lo hacía estaba más que perdida... quizás hasta deshonrada.

- No... yo...- No quería mirarlo, si lo hacía caería rendida en sus brazos otra vez. No podía creer lo que estaba haciendo... viéndose a escondidas con un caballero... y de tan mala reputación, eso bien podría provocar la muerte de su pobre madre-... creo que... debo marcharme...

Inuyasha quiso impedírselo pero en cuanto avanzó nuevamente a ella para retenerla, Kagome se tomó el borde de su vestido y corrió al salón velozmente. No la siguió, estaba demasiado conmocionado también por el efecto de aquel beso. Nunca había sido capaz, ni siquiera le había nacido del corazón, regalar un beso tan suave y lento como aquel... en realidad... era como si el beso fueran palabras... palabras diciéndole a ella... estoy... totalmente cautivado por ti...

Le costó orientarse en el salón abarrotado de gente, parecía que todo a su alrededor giraba y giraba y giraba... sentía que se iba a desmayar. Kouga apareció en ese momento y la sujetó del brazo. Su palidez era casi mortal, la obligó a seguirlo hasta un rincón en donde le ofreció una silla para que pudiera descansar.

- No esta bien, le traeré un refresco enseguida, no se mueva...

Gracias a Dios estaba sentada, pero aun sentía que todo giraba a su alrededor. Le ardían los labios por sus besos, sentía una emoción terrible, algo así como si el mundo se fuera de pronto a acabar, tenía miedo... temor... felicidad... ¡Dios!

- Beba... ¿Qué le pasó? No debió salir, hace algo de frío allá afuera... ¡aunque sus mejillas le arden! ¿tiene fiebre?

Recibió la copa de un licor dulce y suave que a duras penas retuvo entre sus dedos a fuerza de que no resbalara y cayera al suelo, todos los miembros aun le temblaban... qué conmoción...

- No... no tengo nada...- Musitó, apenas posando sus labios en la copa. No bebió nada, tenía clavada en la retina el rostro de aquel impetuoso caballero, ese rostro que cuando estaba cerca suyo, besándola, parecía... querer decirle que la quería ¿podría ser cierto? Quizás imaginaba...

Alzó un poco la mirada sin hacer caso al atento joven que se desvivía por atenderla. Kagome buscó entre la multitud una silueta alta y elegante de hombros anchos y largo cabello oscuro... no, no estaba en el salón ¿se habría ido sin darse cuenta? No podía ser... se sentía casi... observada... ¿estaba delirando? La piel se le erizaba de puro nervio, sentía que la observaba un par de sagaces ojos dorados... quizás estaba demasiado asustada por lo que había pasado...

Atrapado por tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora