Capítulo 13: La Proposición

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DISCLAIMER: Los personajes son de Rumiko Takahashi pero la historia es mía, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 13: "La Proposición"

Si había escuchado su juramento, sólo ella sabía, pero no pasó mucho rato para que la joven reaccionara y se soltara del refugio que le brindaban sus brazos.

Cuando la vio correr fuera de la sala sabía a donde iba, la escuchó subir las escaleras precipitadamente. Inuyasha sintió frío en su cuerpo. No tenerla a ella entre sus brazos era como si... como si de pronto hubiera perdido el corazón o alma.

Se quedó allí en la salita de música, vio a mucha gente llegar, a otros tanto salir, a los criados ir y venir hasta ya muy tarde. Cuando era de noche bajaron a la mujer en un ataúd que colocaron sobre pedestales en la sala. La habitación principal, el gran salón, se volvió en el receptáculo para albergar a todos quienes deseaban ver por última vez a tan respetada dama y dar las condolencias a la única hija de la familia.

A Inuyasha casi se le paralizó el corazón al verla nuevamente vestida de negro. Alguien tan joven no debería llevar un luto tan riguroso, pensó, aquello era como si le quitara algo de vida. Frunció el ceño. No, no le gustaba verla de negro, aunque hubiera fallecido su madre.

Nadie reparó en él, así que pudo quedarse entre las sombras lo más que pudo, hasta que la joven Higurashi fue llevaba, casi obligada, a dormir. En ese instante el joven caballero suspiró y se aflojó el cuello de su camisa. Caminó con lentitud hasta el jardín, comenzaba a amanecer, pero hacía frío en el aire.

- No quise decir nada para no alterar más a mi querida niña...

Inuyasha volteó y se encontró de inmediato con la anciana criada de Kagome, la misma que le había mirado tan feo días atrás, ahora en frente suyo observándolo con el mismo rostro de reproche y enojo.

- ¿Perdón?- Preguntó él, levantando ambas cejas, sin entender.

- No se haga el desentendido ¿Qué esta haciendo aquí? Un caballero como dice usted que es no estaría torturando aun más el corazón de una jovencita como niña.

Inuyasha la miró fijo y muy serio. Se echó las manos a los bolsillos.

- ¿De qué habla?

La anciana se acercó a él y levantó un dedo. Sin duda lo que hacía era una completa falta de respeto de parte de una simple criada a un noble señor, y eso ambos lo sabían, sin embargo para la anciana, bien poco le importaba acatar aquella regla cuando el "señor" era simplemente un desgraciado y cruel vividor.

- Sé de la carta que le envío y lo que intentaba hacer, la ilusionó ¿sabe? Lo esperó toda la tarde y se negó a creer en que la había engañado hasta que yo le dije que lo vi muy tranquilo en la ciudad... – Frunció más el ceño-... malvado hombre sin corazón ¿Cómo se atreve haber ilusionado así a una jovencita como esa? Se aprovecha porque no tiene un padre o un hermano para defenderla, pero bien puedo yo pedir la ayuda de algún caballero para que cuide la honra de mi niña y le haga pagar cualquier desagravio que se le ocurra hacer, si usted...

- Ya... ya entendí...- Interrumpió Inuyasha, avergonzado e intentando rectificarse. La anciana calló de inmediato-... perdóneme... sí, fui un... un canalla por haberla dejado plantada cuando en mi carta decía que hablaría con su madre... en verdad mis intenciones para cortejarla eran honestas...

- ¿¿Y entonces??- Interrumpió Kaede, enojadísima- ¿Por qué no vino cuando se lo prometió? ¿esta jugando con ella? Porque si es así juro que soy capaz de cortarle el...

Atrapado por tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora