Capítulo 7: Beso Robado

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DISCLAIMER: Los personajes son de Rumiko Takahashi pero la historia es mía, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 7: "Beso Robado"

Al otro día, aunque esperó impaciente que apareciera, Inuyasha no la visitó, pero sí recibió nuevamente un hermoso y gran ramo de rosas blancas en capullo. Como los otros dos ramos, este último fue colocado en un florero en la salita de música. Cuando Kagome se vio allí ahora rodeada de tan magníficas flores sintió un nudo en el estómago. Su respiración se hacía dificultosa cuando recordaba aquella mirada fija y dorada, insistente, burlona quizás, pero hermosa.

Movió la cabeza rápidamente. No debía pensar en eso, él solo estaba jugando, molestando.

- ¿Quiere que las desechemos?

Miró a su nana y luego negó con la cabeza.

- ¿Qué culpa tienen las rosas?

Kaede sonrió.

- Sin duda, ninguna. Pero si no quiere que ese caballero vuelva a molestarla...

- No es necesario. Sé defenderme sola.

La criada sonrió y se acercó a ella, tocó su hombro mientras la joven permanecía sentada junto a la ventana.

- Esa clase de caballeros suelen ser bastantes persistentes, mi niña.

Lo dijo en tono de advertencia, Kagome supo a lo que se refería ¿y qué podía decirle? Lo mejor era evitarlo, hacer como que no existiera, así se aburriría y seguramente... seguramente otra sería su "presa".

- No te preocupes Kaede, ya le he dicho que no quiero que me corteje.

La anciana criada levantó una ceja, severa.

- Veremos si es un caballero y deja de hacerlo.

Kagome estuvo a punto de decir que ese hombre tenía bien poco de "caballero", pero se calló. Si decía eso su nana se preocuparía más por ella.

Suspiró y tomó un libro en sus manos. Estaba aburrida, deseaba salir ahora de casa, pasear, caminar por el jardín, visitar a su amiga, esperaba estar ya recuperada para cuando fuera la fiesta de compromiso, eso en un par de días más. Lo bueno de todo es que al menos su madre volvía a encargarse de las cosas de la casa y también Kikyo la ayudaba. Agradecía tanto su cooperación. Pero tenía que hablar con ella... confirmar lo dicho por el joven Taisho, saber si él la estaba cortejando también, tenía que saber si ese caballero decía la verdad, no por ella, quizás también para prevenir a su institutriz.

Kikyo daba órdenes a los criados y estaba muy feliz de hacerlo, se sentía casi la dueña de la mansión Higurashi y había momentos en que perdía la noción de la realidad, casi sintiéndose la señora de la casa. En eso estaba, soñando con su grandeza cuando Kaede interrumpió sus divagaciones. Volver a la dura realidad fue como un balde de agua fría.

- La señorita Higurashi desea verla.

La miró de mala manera.

- Que espere, estoy ocupada ahora- Respondió.

La anciana hizo una mueca burlona.

- La llama su señora, no olvide quien es usted y quien es ella.

Kikyo la miró con rencor. ¡Vieja bruja! Como deseaba deshacerse de ella.

Kagome la esperaba en el cuartito de música. Cuando entró en él no pudo menos que hacer una mueca. Su permanencia en esa casa peligraba, pues los estudios de la joven Higurashi estaban casi completados... necesitaba ser más que una institutriz ahora para ella, necesitaba ser su confidente, su dama de compañía, así estaría cerca de Inuyasha.

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