║ Capítulo 21 ║

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『 ¿QUÉ ACABAS DE DECIR? 』



—Me hubiera gustado que estuvieras aquí, pero sé que tienes cosas importantes

—También me hubiera gustado estar junto a ustedes —escucho el suspiro de anhelo por la línea perteneciente a Jane y mi corazón se oprime al igual como el celular en mis manos, tenía que reprimir mis sentimientos para no causarles tristeza —. Pero ya solo faltan unos días para que estén de vuelta

—Lo sé, tal vez ya quiero regresar

—Tranquila, solo serán unos días

—Ireen quiere hablar contigo, se ha vuelto una piedra en el zapato por no decir un grano en el cu... ¡Jane! —ríe —. Ireen está en la línea

—De acuerdo

—¿Kate? —escuché hablar a Ireen en lugar de Jane —. ¿Estás bien?

—Creo que debería ser yo quien haga esa pregunta ¿No? —bajé del auto y cerré la puerta. Minutos antes me quedé sentada en el asiento con la puerta abierta, la llamada fue imprevista. Una sonrisa se forma en mis labios al pensar que si Jos estuviese frente a mí me diría que no respondiera con preguntas —. Estoy bien ¿Cómo estás tú?

—¿Uhm? Bien, muy bien... todo está en orden

—¿Segura? Te notas rara

—No, no, no, todo bien

—¿Algo que contar?

Ireen era una chica que pocas veces se comunicaba conmigo si se trataba de estar alejada de casa, siempre intentaba aclarar que estaba bien por mensaje y añadiendo una imagen como evidencia, lo suyo no era de dar llamadas. Cuando lo hacía era porque necesitaba escuchar a alguien para tranquilizarse y borrar la sensación que le preocupara o le incomodara.

Tenía la ligera sensación que esta vez le sucedía algo a pesar de tener a personas conocidas cerca de ella.

—Todo bien, hablaré contigo a mi regreso... ya sabes, para contarte como estuvo todo el verano

—Eso espero —comencé a caminar, alejándome del auto y llegando a la puerta de la casa.

Un silencio nos envolvió. Quería que dijera algo, que mencionara lo que le preocupaba y que no volviera a ser la chica que se encerraba en su mundo e intentaba solucionar las cosas por su cuenta, temía que volviera a ser la chica de antes.

Ella no debía de volver a sufrir.

—Te amo hermana —me detuve —. Gracias por todo lo que has hecho por nosotros, pero creo que es hora de que disfrutes tu vida

—Ustedes son mi vida

—Muy bien sabes a lo que me refiero. Tengo que colgar —cambió de tema —. Estamos por ir a comer a un pueblito cercano

—De acuerdo, saludos a todos

—Ellos también mandan saludos, adiós

—Ireen —la llamé antes de que colgara. Respondió a mi llamado —. También te amo, hermanita —sonreí hasta que escuché que la llamada había terminado. Guardé el teléfono en el bolsillo trasero de mis jeans.

Comencé a caminar nuevamente y tomar entre mis manos el regalo que había sostenido entre mis brazos.

El clima era cálido, adoraba el frío porque a él pertenecía pero estaba acostumbrándome a uno nuevo que me había acogido.

Solo una acompañante. J.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora