║ Capítulo 15 ║

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『 FREDDY PROTECTOR MODO... 』


// K A T E //

Odiaba sentirme de esta manera, odiaba haber creído en esas palabras, odiaba haber sido una tonta.

Debí de creerle a Nathan cuando me decía que no todo era lo que uno aparentaba, nada era como tu mente te dibujaba la escena.

Sin duda ese día pasaría a la historia como "El día en el que Kate dejó de lado su tonta regla y creyó en lo que siempre se negó".

Ireen estaba sentada frente a mí en un pequeño sillón y con una revista entre sus manos, no retiraba la vista de ella y yo no tenía otra cosa más que recordar por milésima vez lo tonta que era al ver esa portada.

¡Sin dudad era una tonta!

Llevé mi mano derecha a mi boca y comencé a morder la uña de mi dedo meñique. Cada vez que me recordaba me daban ganas de golpearme en la cara y desear viajar en el tiempo para no romper mi regla en confiar en las personas.

Me levanté del sillón y caminé hacia la cocina para servirme un poco de leche chocolatada. Era una especie de actitud que tomaba cada vez que me sentía nerviosa o intranquila, caminaba a la cocina y tomaba un poco de esa bebida.

Los recuerdos venían a mi mente nuevamente, ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho.



Caminamos por todo el sitio en donde estaban todos los juegos. Había una gran cantidad de personas, tal vez del mismo sitio o de otros lugares, entre ellos nosotros.

No nos tomábamos de la mano como todos los adolescentes sino que de vez en cuando solo lo hacíamos para no perdernos entre la multitud, de repente me tomaba de la parte de la espalda baja para indicarme que continuáramos. Esos fueron nuestros roces en un inicio.



—¿Estás segura que no tienes nada?

Giré hacia la puerta de la cocina de dónde provenía la voz y me encontré con Ireen, quien aún no dejaba la revista de lado. Sin duda amaba leer, siempre y cuando fueran revistas de moda.

—Segura ¿Por qué no lo estará?

—No lo sé, dime tú

¡Es que odiaba ser tan predecible!



Decidimos jugar primero el juego de bolos, sin duda era muy bueno. Después le seguimos por un Jenga gigante, carros chocones, la rueda de la fortuna, balloon explosión, futbolito, pulso, aros, Skyball e incluso a un juego tipo sillas voladoras y ni mencionar el carrusel.

¡Pareciamos unos niños!

Las risas eran sinceras, espontáneas, fuera de cualquier contrato. Ambos nos divertíamos sin ningún límite, éramos adultos que se divertían como niños y no nos importaba.

Y por último decidimos jugar al tiro al blanco, el mejor juego que me gustaba.

—Deberás de tener una buena puntería para superarme —colocó el dedo en el gatillo y su rostro a la altura de la arma del juego —. Y dime que soy bueno en todo, ya te lo he dicho e incluso lo has notado ¿Cierto? —quitó la mirada del punto donde quería anotar para girarse a observar mi rostro al regalarme un guiño.

Solo una acompañante. J.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora