Capítulo 9: Amigos

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Absorto, Bakugo observaba las diversas televisiones que le mostraban toda la casa de Shoto. A su lado, otros dos guardaespaldas las miraban también. Con la mejilla apoyada sobre su puño, Bakugo no perdía de vista la cámara principal, aunque en realidad, ni siquiera estaba demasiado atento. Todo el lugar estaba tranquilo y aunque podría haber estado mucho más cerca de Shoto, prefirió resguardarse en la sala de seguridad por evitar más contacto del estrictamente necesario con ese chico.

— Así que eras policía.

Aquella frase no era un elogio precisamente. Bakugo sintió cierto desprecio cuando el hombre pronunció la palabra "policía". ¿Qué esperaba de unos mafiosos? Evidentemente, no les gustaba la policía. Bakugo sonrió con arrogancia.

— Lo fui. ¿Algún problema con ello?

El silencio que reinó durante unos segundos dio a entender que no. Era una norma fácil de entender, pero si su jefe le había contratado, era porque confiaban en él para esa tarea y, por tanto, daría igual lo que los demás pensasen. Aun así, Bakugo supo que tendría que tener cuidado.

— No entiendo el motivo para contratar a un ex policía. En los Yakuza hay buenos hombres que podrían protegerle...

— Sí, supongo que los habrá, pero no estuvieron el día en que casi asesinan al hijo pequeño, ¿verdad? Quizá pensaron que era hora de hacer un ligero cambio.

El hombre con elegante traje negro sonrió como quien no termina de creerse lo que acababa de escuchar. Seguramente, bajo la tela, toda su piel estaría tatuada y eso mismo hizo que Bakugo fijase sus ojos en el cuello del individuo. No podía ver nada, pero pensar en tatuajes le recordaba el cuerpo de Shoto.

— Eres un poco arrogante — suspiró el hombre con la sonrisa en su rostro —. Me gusta. ¿Conocías al jefe de antes?

— No te importa — se quejó Bakugo.

¡Kendo! Pensar que se conocieron por las clases extraescolares. Él, unos años mayor que Shoto, jamás se habría fijado en ese chico. No coincidían en ninguna asignatura, en ninguna clase, no se movían en los mismos círculos ni tenían conocidos o amigos en común. Sin embargo, sólo una extraescolar conjunta hizo que se fijase en él y, poco a poco, se enamorase. Lo que empezó siendo una rivalidad por ser mejor en el deporte que él, acabó en el romance más pasional que jamás vivió.

Un ruido provocó que los tres guardaespaldas allí sentados cambiasen la mirada hacia la pantalla que mostraba la entrada principal al jardín de la propiedad. Un chico alto y con un cabello rubio observaba hacia la cámara y saludaba. ¡Sabía que esa cámara estaba allí!

— ¿Quién es? — preguntó Bakugo tremendamente interesado en esa acción. Por la confianza que se tomaba el chico, debía ser alguien de cierta confianza o incluso un familiar.

— Es Neito Monoma, el mejor amigo del señor Todoroki. Vendrá a visitarle. Seguramente se habrá enterado del atentado que sufrió.

— Voy a bajar. Que espere en el hall.

— ¿Vas a pedirle las credenciales?

— Por supuesto. Nadie va a entrar por la casa sin comprobar su expediente.

— Es el mejor amigo del señor Todoroki, siempre ha venido por su casa y...

— Y ahora estoy yo — sentenció Bakugo — y el señor Todoroki sufrió un atentado. Nadie va a pasar sin mi aprobación. Quiero las credenciales y si tenéis algún problema, podéis hablar con Todoroki sobre el asunto y gustosamente le explicaré las condiciones que debe seguir. Mientras esté bajo mi supervisión directa, yo controlaré todas sus visitas y la gente que recibe.

Yakuza (Boku no hero: Shoto-Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora