Capítulo 26: La vendimia

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El dolor seguía siendo intenso. Si era cierto que su brazo lo sentía mejorar, la costilla le destrozaba a cada movimiento que hacía y, aun así, intentó aguantar el dolor todo lo posible mientras Izuku le revisaba. Sus esfuerzos fueron en balde cuando Izuku sonrió.

— Deja de aguantar el dolor, sólo dime qué te duele y ya está.

— Estoy mejor, en serio.

— No lo dudo, pero la costilla va a tardar tiempo en recuperarse. Es normal que te duela, así que no tienes que fingir conmigo que todo está bien. Soy tu médico, por ahora.

— No quiero preocupar a nadie.

— Nos preocuparías siempre, estés bien o no – susurró Izuku – por algo somos tus guardaespaldas. ¿Quieres mi opinión como médico?

— Sí, claro – susurró Shoto viendo que Izuku dejaba de revisarle y ya podía ponerse la camiseta.

— No deberías vendimiar. Sé que te hace ilusión, quizá más ilusión por Bakugo que por ti mismo pero... sigues teniendo demasiado dolor y la postura para vendimiar no hará más que hacerte más daño.

— ¿Agravará la lesión? – preguntó Shoto.

— No, no creo. Dudo que vayas a hacer movimientos muy bruscos pero... sí dolerá, dolerá mucho.

— Puedo hacerlo entonces. Quiero hacerlo... quiero estar en el mundo de Bakugo un poco más antes de que todo esto termine.

La tristeza se veía reflejada en sus ojos siendo consciente de que su tiempo con Bakugo llegaba a su fin una vez más. Parecía dolerle mucho más perder a Bakugo que su propia lesión.

— Bakugo no renunciará a ti ni cuando volváis y lo sabes.

— Tendrá que hacerlo – dijo Shoto sin dudas en su voz – porque si no lo hace, sabes muy bien las consecuencias. La mafia no se anda con rodeos. Lo matarán, lo quitarán del medio y se acabó el problema. Si quiere seguir con vida, tendrá que alejarse de mí.

— Ya conoces a Bakugo, ¿Crees de verdad que se alejaría de ti sabiendo todo esto? ¿Sabiendo que le amas? No podrás volver a engañarle como la primera vez para que se aleje de ti.

Shoto suspiró. Cada una de las palabras de Izuku eran verdad. Bakugo jamás se rendiría con él y, desde luego, no podía alejarle como lo hizo en su día. Ahora que sabía toda la verdad sobre él, Bakugo se mantendría firme en su objetivo y no pararía hasta conseguirlo o... morir.

— Es un maldito cabezón – se quejó Shoto – pero de nada servirá su lucha si lo matan. Lo único que conseguirá con ello es que yo sufra el doble sabiendo que fue mi culpa que acabase así. Si aún le quieres, aunque sea un mínimo como amigo suyo, por favor, aléjale de mí en cuanto regresemos a la ciudad.

— Eso no será tan sencillo como crees.

— Sólo prométeme que lo intentarás, intentarás mantenerle a salvo todo lo posible.

— Eso seguro – sonrió Izuku – es mi mejor amigo.

***

¡Dos semanas de vendimia! Eso era lo que se prolongaría como fecha estimada al recolectarla a mano, sin embargo, tampoco podían descartar que fuera más tiempo dependiendo de las condiciones climáticas, el ritmo o la cantidad de uva que hubiera a cosechar.

Con los canastos de mimbre y una navaja curva en su mano llamada por los trabajadores "corquete" o "garillo", Shoto miraba las parras frente a él. Los racimos de uvas colgaban de cada una de ellas, pero él no estaba seguro si debía cosechar todas ellas o sólo algunas.

Yakuza (Boku no hero: Shoto-Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora