Capítulo 31: ¡Lo que sea!

561 97 20
                                    

¡Lo que sea! Bakugo observaba el rostro inocente y angelical de Shoto durmiendo sobre el futón. Le amaba y habría hecho lo que fuera por él. Por primera vez en mucho tiempo, sonrió con gentileza al verle descansar. No le molestaba en absoluto su hija pese a que él siempre dijo que odiaba a los niños, de hecho, empezaba a cuestionarse el poder ser una familia, sólo debía encontrar una solución para ellos antes de que volvieran a casarle. El tiempo se le acababa.

Bakugo se levantó y caminó hacia la ropa que había tirado por la habitación para vestirse. Shoto seguía desnudo, tapado con las mantas del futón pero claramente... era prueba irrefutable de lo que ambos habían hecho otra vez. El sexo con él era bueno, sentía que ambos encajaban perfectamente, incluso su ritmo era perfecto.

¿Cómo podían dos personas ser tan malditamente perfectas el uno para el otro y no permitirles estar juntos? Bakugo no lo entendía, pero así eran las circunstancias de la vida y por eso mismo, para evitarle más problemas, Bakugo terminó de vestirse y salió del cuarto para volver al suyo. Shoto estaría en problemas si descubrían que él se había quedado a dormir en su cuarto y más, si se enteraban de su relación.

***

¡Lo que sea! Él habría dado lo que fuera por la persona a la que amaba pero la vida no fue justo con él. Hundido en el vaso de whisky, Dabi bebía en solitario a las tantas de la madrugada en la barra de la cocina de la casa de Shoto donde hoy se había quedado a dormir gracias a que su hijo había decidido quedarse a dormir allí con su prima.

— ¿Me invitas a una copa? – preguntó Izuku a su lado.

— Claro – susurró Dabi con una sutil sonrisa.

¡Deku! Así le llamaba su amigo Bakugo e incluso a veces, Shoto. No podía negar que se había fijado en él fugazmente, más que nada cuando solía estar pendiente de su hijo también cuando jugaba con la hija de su hermano, de la cual era guardaespaldas. Se le daban bien los niños. Ellos, al menos, casi le veían más como un amigo con el que jugar que como su guardaespaldas, lo cual significaba que los niños estaban contentos con su presencia y no les incomodaba.

Dabi sirvió en uno de los vasos a su lado un poco de whisky y resbaló el culo del vaso por la pequeña barra en su dirección esperando a que se sentase a su lado.

— Gracias – sonrió Deku – hoy de verdad que necesitaba un trago.

— No pareces de los que necesites un trago habitualmente – sonrió Dabi al verle con el pijama puesto. Parecía haberse desvelado.

— Tampoco tú, pero aquí estamos.

— ¿Qué te aflige a ti? – preguntó Dabi algo más calmado en un intento por mantener una conversación. Hacía tantos años que no hablaba con nadie más que no fueran subordinados de su familia que, al ver la ocasión, no quiso desaprovecharla.

— Supongo que me cuesta dormir a veces por algunas cosas que vi mientras fui militar. Se ven muchas cosas... – susurró Deku tintineando los dedos contra el cristal del vaso mientras sonreía con cierta melancolía con la mirada perdida en el líquido –. ¿Y tú?

— Todo – susurró Dabi con una sonrisa casi escéptica – mi problema es mi vida entera. Sin rumbo, sin poder tomar las riendas de ella, con una mujer maravillosa a la que no puedo terminar de amar como se merece, ni ella a mí, encerrado entre la protección de mi familia y sin nada que poder cambiar. Mi vida es un sin sentido alguno.

— Una vida maravillosa – sonrió Izuku con sarcasmo sabiendo lo acorralados que debían sentirse ambos al vivir en una familia tan restrictiva y con tantas expectativas.

Dabi desvió la mirada por primera vez hacia las manos de Izuku que sostenían el ancho vaso de whisky. Estaban llenas de cicatrices. Imaginó que por su servicio militar.

Yakuza (Boku no hero: Shoto-Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora