Capítulo 29: Cerezo en flor

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Con el formulario en su mano, sentado bajo el cerezo en flor de su antiguo instituto, Bakugo pensaba en su futuro. El regreso a la ciudad había sido duro, no lo negaba. Siempre supo que lo sería pero... ahora que lo vivía, la realidad superaba todas sus expectativas. Shoto apenas hablaba con él, apartaba la mirada cada vez que sus miradas se cruzaban y, sobre todo, cuando estaba con su familia, prácticamente le ignoraba. ¡Era su guardaespaldas! Nada más que eso y Bakugo lo tenía muy presente, pero tras todo lo que habían vivido esas últimas semanas junto a su familia, ahora le resultaba duro esa separación. Aun así, también sabía que a Shoto le resultaba igual o más duro tener que fingir esa indiferencia con él para evitarle problemas con su familia.

Bakugo revisó de nuevo el formulario en su mano. Sólo tenía que rellenarlo y enviarlo, era fácil y una opción más que aceptable. Con ese formulario, solicitaría de nuevo las pruebas para regresar a su equipo en la policía de élite. Deseaba tanto volver... y a la vez... no quería alejarse de nuevo de Shoto pese a que éste le había insistido en que volviera a su trabajo, ése que tanto le gustaba desde el inicio. No sabía qué hacer.

Unas pisadas se hicieron audibles a su espalda. No le hizo falta girarse para saber de quién se trataba. Su antiguo superior en las fuerzas de élite: Mirio Togata.

— Hacía mucho tiempo que no veía una cápsula como ésta – susurró Mirio tomando asiento a su lado.

— He venido a dejarla en su sitio – susurró Bakugo apartando con su mano la pequeña caja metálica llena de arañazos y algo oxidada por el tiempo que estuvo en la intemperie.

— ¿Sigues preocupado por tu brazo? – preguntó entonces tratando de indagar en el motivo por el que una vez fue su compañero pudo haberle llamado ahora. Mirio no perdía de vista la hoja del formulario.

— Cuando me lesioné... no era capaz de apuntar bien. Mi brazo temblaba y no podía evitarlo, el dolor era tan intenso que me impedía trabajar.

— Lo recuerdo, te clasificaron como no apto para el equipo de élite hasta que la lesión se recuperase, pero no volviste a hacer las pruebas tras tu rehabilitación. Pensé que quizá... preferías trabajar de otra cosa, aunque sabiendo lo que te gustaba esto y el equipo, a veces dudaba que fuera eso.

— Me moría por volver, de hecho, aún lo hago. Ser policía de élite es lo que siempre he soñado y cuando tuve esta lesión y salí del cuerpo momentáneamente, me hundí. Sólo pensaba en recuperarme con rapidez y volver con vosotros.

— ¿Y qué te lo impide ahora? Tu brazo está bien, ¿no?

— Según los médicos, sí y yo también lo siento mucho mejor, sin embargo... hay temas personales en mi vida que me hacen replantearme muchas cosas.

— Nunca cuentas nada sobre ti ni tu vida personal.

Bakugo sonrió. Era cierto que tenía mucha confianza con todos los de su equipo pero pese a ello, hubo muchas cosas que se guardó para sí mismo.

— En este instituto conocí a alguien especial – dijo sin más – un chico que no sé cómo se coló tan hondo que nunca pude olvidarle. Cuando empezamos a salir sólo éramos unos críos, adolescentes con las hormonas revolucionadas – sonrió Bakugo –. Quise creer que él sería el amor de mi vida siempre.

— Suele pasar cuando inicias una relación, sobre todo con la inocencia de la primera. Crees que será para siempre.

— Ya... él sabía que no sería para siempre, yo era el único idiota que pensaba que éramos el uno para el otro. Bueno... en realidad, él creía que sí éramos el uno para el otro pero sabía que no acabaríamos juntos.

Yakuza (Boku no hero: Shoto-Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora