Capítulo 35: Aterrador

436 86 5
                                    

Enji Todoroki era, sin lugar a dudas, el hombre más aterrador que jamás había conocido y, sin embargo, allí estaba él, dando un pequeño paseo por el gran jardín de la mansión Todoroki.

Algunos trabajadores todavía estaban por la zona. Cuidaban el jardín, cortaban el césped y podaban árboles entre otras cosas; otros, en cambio, parecían estar arreglando algunas cosas del edificio principal, quizá por el atentado de las explosiones, aunque ya hacía seis meses de todo aquello y prácticamente, todas las obras habían concluido.

Bakugo caminaba al lado de Enji en silencio. La primera vez que estuvo en su presencia, quiso contratar sus servicios como guardaespaldas, esta vez no le había mandado llamar por trabajo, de eso estaba seguro porque él había vuelto a su antiguo trabajo como policía de élite. Posiblemente tendría algo que ver con Shoto.

¡Impaciente! Es lo que Bakugo era y más cuando veía que Enji no empezaba la conversación.

— Mire, señor Todoroki – inició finalmente Bakugo cansado de esperar. Ya había caminado demasiado hasta ese estanque y no había ido allí a mirar los peces ni los árboles de cerezo – amo a su hijo, eso es un hecho que no puedo evitar y no estoy dispuesto a renunciar a él. Sé que no tengo nada que ofrecer a su familia, soy consciente de ello y...

— Siempre tan impaciente – susurró Enji – ya sé lo que sientes por mi hijo pequeño. Me quedó claro aquel día cuando te llevé al puerto tras enterarme de lo tuyo con él. ¡Un policía! – sonrió Enji como si no terminara de creerse eso – mi hijo tenía que enamorarse de un policía. Es lo más absurdo de todo pero...

— No era policía cuando nos enamoramos – confirmó Bakugo – y yo no sabía nada sobre sus orígenes. Él lo ocultó bien y rompió la relación en cuanto tuvo que ejercer sus deberes como parte de la familia. Tampoco sabía que sería su guardaespaldas años después y creí haberle superado, pero no es así.

— Lo sé. Hablé con Shoto de todo este asunto después de lo que ocurrió en la boda. No te he mandado llamar por eso, sino para agradecerte por haber salvado a mi hijo.

¡Extrañado! Así fue como se quedó Bakugo porque nadie tenía que agradecerle por aquello, sólo fue trabajo.

— Es mi trabajo, señor.

— Sí, todos tenemos un trabajo y a veces, se nos olvida que es de buen gusto que reconozcan tus méritos, así que yo quería agradecerte en persona lo que hiciste, aunque fuera tu trabajo. Siempre has estado protegiendo a Shoto y cuidándole, incluso cuando no sabías de sus orígenes y él apenas te contaba nada de su familia, tu intuías que le ocurría algo y estabas allí para él, o eso me contó Shoto. Verás... tenemos muchos aliados, casi tantos como enemigos y eso hace que seamos desconfiados con la gente. Es cierto que no tienes nada que ofrecer a esta familia, no perteneces a nuestro gremio, no tienes territorios, ni negocios, no hay nada que nos beneficie pero... tienes algo que no tiene nadie más: amas a mi hijo y eso hace que lo des todo por su bienestar. Le das seguridad y protección, le mantienes con vida y eso es algo que no puedo obviar, al menos es lo que Touya me hizo ver.

¡Un hombre aterrador! Pero, a la vez, Bakugo podía sentir cómo amaba a sus hijos y se preocupaba por ellos a su manera. Quizá no era la más acertada en algunas ocasiones, pero mantener a su familia a salvo era una gran carga sobre sus hombros. Sus hijos eran lo que más preocupaba a Enji Todoroki, eso podía percibirlo Bakugo.

— Sí, amo a su hijo y tiene razón, es lo único que puedo ofrecerle, su seguridad y que será feliz porque sé que él también me ama. No es mucho pero...

— No necesitas hacer una candidatura ni nada así para ser su pretendiente – dijo Enji – de hecho, estás aquí porque quería decirte en persona que lo apruebo. Puedes mantener una relación con mi hijo y yo no me interpondré en ello. Sé que te asegurarás de que esté bien pero no interferirás en nuestros negocios.

Yakuza (Boku no hero: Shoto-Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora