⚠️PROHIBIDA COPIA Y/O ADAPTACIÓN⚠️
Mackenzie vive en una vieja casa a las afueras de Madrid, bajo las ordenes de un respetado vendedor de vienes raíces pero nadie sabe lo que pasa detrás de esas puertas.
Con un pasado tormentoso, Mackenzie trata de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si te gusta la historia no olvides darle en la estrellita para votar 🙏❤️
El beso de Darragh seguía en mi cabeza. Sabía que no tenía que enamorarme Dada su reputación con las mujeres, pero eso a mi corazón no le importaba y mi mente como su cómplice no dejaba de mostrarme las imágenes de lo pasado entre nosotros. Su nombre se había vuelto mi mantra y sus labios mi adicción. Era un hecho que terminaría con el corazón roto pero quería convencerme de que después de tanto sufrimiento al fin había llegado un pedacito de felicidad.
El chirrido de la puerta me hizo abrir los ojos. Giré hacía el reloj que se encontraba al lado de mi cama y ví que marcaban las 3:00am. Lo primero que pensé fue que Frederick me había encontrado y venía para regresarme a mi antigua vida.
Con el corazón a mil, me senté y tomé lo primero que encontré en la mesita para sin pensarlo lanzarlo contra la persona que había entrado. Cuando escuché un quejido de dolor supe que mi puntería no me falló y que efectivamente alguien estaba en la habitación conmigo.
—¿Enserio Mack? ¿Un libro? Creo que te faltan clases de autodefensa—dijo divertido.
No tuve que ser una experta para saber de quién se trataba. Caleb caminó hasta que la luz de la luna que entraba por mi ventana impactará en su rostro. Se veía completamente diferente al Caleb que conocía y no solo lo decía por las enormes ojeras bajo sus ojos, sino que venía todo de negro, se veía muy pálido y su hermoso cabello rubio ahora estaba corto. Lo único que conservaba eran sus ojos ámbar aunque estos ya no desprendían la misma alegría de siempre.
—¿Caleb?—pregunté esperando que fuera una ilusión—¿Qué te pasó?
La fría brisa me hizo recordar que mi pijama consistía en una blusa de tirantes, un corto short y no llevaba sujetador. Tomé rápidamente las sábanas y me tapé.
—No tienes nada que no haya visto antes y mejores—respondió.
Un golpe hubiera dolido menos.
—¿Vienes a insultarme?—cuestioné con un nudo en la garganta—Si es así, mejor vete. Ya entendí que para ti, soy una probretona materialista que llegó a tu vida para estorbar.
Su gesto se ablando y juraría que ví una lágrima deslizarse por su mejilla ante de que se girará dándome la espalda.
—No entiendes nada—murmuró muy bajo pero alcancé a entender.
El nudo en mi garganta aumentó casi dejándome sin aire. Quería al antiguo Caleb, quería devuelta al chico que me hacía reír, quería recuperar al chico que no le importaba dormir en el suelo de mi habitación cuando tenía miedo después de ver un maratón de películas de terror, quería al chico que se había vuelto como mi hermano...
