⚠️PROHIBIDA COPIA Y/O ADAPTACIÓN⚠️
Mackenzie vive en una vieja casa a las afueras de Madrid, bajo las ordenes de un respetado vendedor de vienes raíces pero nadie sabe lo que pasa detrás de esas puertas.
Con un pasado tormentoso, Mackenzie trata de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Quién diablos eres tú?—Dijo con ira.
Yo seguía en el suelo sin despegar la mirada del chico que se había atravesado en mi escape. No sé que me gustaba más de él si sus ojos color verde, sus gruesos labios, su cabello castaño o lostatuajes que su traje no lograba tapar. Ese era probablemente el chico más guapo que había visto.
«¿Qué pasa con el chico del pueblo?»
El chico del pueblo era guapísimo pero este chico estaba a otro nivel. Estaba tan embobada viendo a esa escultura de hombre que hasta el dolor de trasero desapareció.
—¿Qué estás sorda?—Dijo con irritación—¿Quién eres tú?.
No sabía que contestar, no tenía un plan B que me ayudara para salir de esto.
—Escucha con atención porque no volveré a preguntalo—Su voz era demasiado sexy, quería que siguiera hablando—¿Quién eres tú?.
—Yo...uh...yo—Tartamudeé.
—¿No sabes hablar como una persona normal?—Rodó los ojos.
No le preste atención a su pregunta.
—Yo no robe nada—Mentí
—¿A no? ahora aparte de ratera eres mentirosa—Gruñó.
Me aclaré la garganta y trate de ser lo más convincente posible.
—Yo no he robado nada, lo juro.
Las comisuras de sus labios se elevaron.
—Vi exactamente cómo le quitaste el celular a Johan e intentabas huir así que deja de fingir y dime quién eres antes de que llamé a la policía.
Diablos por más que pensé una excusa, no se me ocurrió nada, tener esos ojos verdes inspeccionando cada uno de mis movimientos y palabras solo me provocaba nervios lo cual no ayudaba.
—No conozco a ningún Johan—Dije en un leve susurro.
Su mirada era neutral sin darme inicios de lo que estaría pensando.
—Yo soy Johan—Habló una vez detrás de mí.
Volteé y vi que el señor al que le había quitado el celular estaba a unos pocos pasos de distancia atento a nuestras conversación, no parecía enojado más bien parecía curioso. Con pasos lentos se acercó a nosotros hasta ponerse al lado del sexy chico, genial ahora tenía dos pares de ojos encima de mí.
—Mi nombre es Johan Campbell—Dijo—Ahora que sabes mi nombre ¿puedes decirme el tuyo?.
El chirrido de unos neumáticos me interrumpieron, gire buscando el auto de Frederick en donde había estado estacionado pero el lugar estaba vacío, me había dejado. ¿Qué se supone que haría ahora? creo que tendría que hacerme a la idea de ir a prisión porque ese parecía el resultado de todo aquello. Regrese la mirada a los dos personas que seguían esperando mi respuesta.