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Mackenzie vive en una vieja casa a las afueras de Madrid, bajo las ordenes de un respetado vendedor de vienes raíces pero nadie sabe lo que pasa detrás de esas puertas.
Con un pasado tormentoso, Mackenzie trata de...
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Cuando llegamos de regreso a nuestra carpa nos encontramos a un Johan solo con cara de preocupación. Me asusté y comencé a buscar a Melanie y a Micah. Los encontré a unos pasos de distancia jugando en la arena. Noah soltó mi mano y se fue a jugar con ellos.
Me acerqué a Johan y me senté a su lado.
—¿Pasa algo?—pregunté.
Los ojos de Johan se conectaron con los míos.
—Darragh sabe que vinimos a la playa con Noah. Está enojado.
Mi cuerpo se tensó.
—¿Cómo se enteró?
—Al parecer se desocupó antes y fue a la casa pero no encontró a nadie. Me llamó y le tuve que decir dónde estábamos. Está molesto y viene hacia acá.
Escuchar que Darragh venía hizo que mi corazón se acelerara. Podían hablar con él sobre el beso y podría decirle que no tiene que seguir escondiendo a Noah.
Cada minuto que pasaba mis nervios aumentaban. Había estado practicando diferentes discursos en mi cabeza pero ninguno terminaba por convencerme. No podía llegar y decirle "Hola Darragh, me gustó cómo me besaste. ¿Podemos ser novio?", Solo haría el ridículo y quería demostrarle que aunque yo era menor podía ser una chica madura. Quería dejarle claro que no me arrepentía por haberlo besado pero que salí corriendo porque me sentí nerviosa.
Cuando estaba a punto de dejar mis dedos sin uñas pude ver a Darragh a lo lejos pero no venía solo. Una chica pelirroja con un cuerpo de infarto venía tomando su mano. Mi corazón se rompió al ver tal escena, al parecer para él haberme besado no había significado nada.
Aparte la mirada para que no pudiera ver cómo mis ojos se habían llenado de lágrimas.
—Bienvenido Darragh—comentó Johan nervioso.
—No estoy para tus juegos Johan. Te trajiste a Noah aún sabiendo lo que pienso de llevarlo a lugares abiertos—gruñó Darragh.
Después de hacer respiraciones profundas y asegurarme de que ninguna lágrima saliera, me volteé hacía los recién llegados.
Darragh estaba muy molesto mientras que la chica a su lado no hacia otra cosa más que acariciar el pecho del chico y restregarle los pechos.
—Noah no puede seguir escondiéndose. Es un niño y necesita salir, hacer amigos y divertirse. No basta con que llenaras tu departamento con juegos para él—dijo Johan.