𝐏𝐑Ó𝐋𝐎𝐆𝐎

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DENVER, COLORADO
Miércoles 20 de Abril de 1998
2:05 am

—¿Estás seguro que esto es lo mejor?—La voz se le quebró a mitad de la frase.

El hombre a su lado puso una mano en su espalda, subiéndola y bajándola, tratando de darle consuelo a la mujer.

Es lo mejor que podemos hacer, ella estará bien, estará a salvo. Le darán lo que nosotros no podemos darle.

El frío de la noche, las estrellas y aquella luna llena eran los únicos testigos de los planes de aquella pareja.

Pero tal vez nosotros podemos...

No, ya lo habíamos hablado. No podemos—Interrumpió a la mujer tratando de que su voz sonara decidida y no se notarán las dudas que él también tenía.

Caminaron unas cuantas cuadras más por las solitarias calles de Denver, hasta que frente a ellos apareció un enorme letrero.

"ORFANATO SAN LORENZO"

Se acercaron a la puerta con el plan de dejar a la pequeña que cargaba aquella mujer.

—No puedo hacerlo, ella nos odiará, no podemos dejarla aquí. Podemos encontrar otra forma—Los pequeños sollozos hacían que la voz de la mujer fuera un poco difícil de entender—Por favor, no me hagas hacer esto.

—Entiende, no hay otra forma. La decisión está tomada y se acabó la discusión—Se acercó con pasos decididos donde se encontraba el pequeño y flaco cuerpo de la mujer. Puso sus manos en sus mejillas y al verla a los ojos pudo ver el dolor que aquello le estaba haciendo pero sabía que lo importante era el bienestar de aquella pequeña—Ella no puede venir.

Pero...

—Pero nada—Con un movimiento suave le quitó a la pequeña. Se agachó para ponerla en aquel sucio suelo cerca de la enorme y vieja puerta. A su espalda podía escuchar los sollozos y suplicar de la mujer pero hizo caso omiso, su atención estaba en esa pequeña envuelta en una vieja sábana. Acercó la mano a la mejilla de la pequeña y la acarició—Por favor perdónanos. Estarás bien. Te amamos mucho.

Se puso de pie. Dió pequeños toques en la puerta para después dar media vuelta, tomar la mano de la mujer que aún seguía con lágrimas bañando su huesudo rostro y desaparecieron en la oscuridad.

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