Capítulo 07

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Es el de la buena suerte

Sasuke escribía en el computador con tal agilidad y rapidez que ante a los ojos de un niño curioso podría parecer cool hasta el punto de pensar, wou quiero ser como él cuando sea grande.

—Sí, yo entiendo-

La odiosa voz del señor Ishikawa interrumpió su discurso de protocolo para retención de clientes y tuvo que aguantar un poco más sus quejas. La mayor parte del tiempo tenía que fingir una amabilidad de otro mundo, y, por si fuera poco, aguantar gente en extremo pesada; incluso cuando él trataba de solucionar el problema de todos y cada uno de ellos.

Colgó cansado y suspiró mientras veía la pantalla de su ordenador. Por ahora sólo podía respirar tranquilo hasta recuperar la suficiente energía como para hacer otra llamada, ser cobrador era quizás lo peor que había elegido, aunque estaba seguro que prefería cobrar antes de vender.

Probablemente Naruto sería mejor, es decir, él tenía un tipo de energía increíble que parecía de nunca acabarse. Quizás con un poco de ese buen humor la gente no gritaría tanto, estaba casi seguro que sería mejor que él.

Pero de todas formas qué rayos hacía pensando en él.

Sasuke suspiró. Y aunque no quería, su mente le obligó a recordar la pequeña e improvisada cena que tuvo con su rubio vecino. Pudo sentirse cómodo aun cuando habló sobre su familia frente a él, pero quizás no era eso precisamente el origen de su curiosidad; Naruto no insistió a que siguiera hablando y en lugar de eso saltó con una charla tonta sobre pasteles y cupcakes.

Y era la primera vez que no comía en silencio. La primera vez que no regresaba a casa sólo para ir a dormir.

De todas formas, estuvo bien para alguien que rechazaba invitaciones de carácter social todo el tiempo. Sasuke suspiró —otra vez— llamando la atención de su compañero de al lado.

—¿Qué está pasando por esa mente siniestra tuya? Tantos suspiros no son buenos—Suigetsu se deslizó con su silla hasta el pelinegro y le miró expectante.

Lo pensó con cuidado.

—Odio mi trabajo.

No era del todo mentira.

—Tú odias hasta respirar, Sasuke—se carcajeó y notó rápidamente los múltiples colores que venían de la mano de su amargado compañero.

—Dios, ¿qué es esa bandita tan ridícula que cargas puesta? ¿Qué eres, un niño?—las risas continuaron.

Sasuke observó su mano derecha y recordó a Naruto cuidando de ella. Incluso cuando se estaba despidiendo de él, el rubio le dio algunas extras para cambiarlas periódicamente.

—¿Sabes lo terriblemente escalofriante que te ves sonriendo así?—Suigetsu se pellizcó a sí mismo preguntándose si no estaba soñando, porque se le hacía demasiado extraño ver a Uchiha Sasuke sonriendo a la nada.

Al escucharlo apretó los labios y se acomodó de nuevo en la silla. Su intención claramente no era sonreír, ni siquiera se dio cuenta de que lo estaba haciendo.

El albino frunció el ceño y el escrutinio en su mirada pasó de ser asustadizo a uno de ya sé qué está pasando aquí.

—¿Has conocido a alguien en los últimos días?—ni siquiera sabía por qué estaba preguntándole, lo más probable es que Sasuke lo mandara al mismísimo demonio como siempre.

Por el contrario, el Uchiha amargado estaba poniéndose inquieto, ¿acaso su máscara de seriedad estaba debilitándose?

—¿Por qué no contestas?—Suigetsu quería saber y así molestarlo con eso—. Te prometo que no le diré a nadie.

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