Capítulo 16

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Eclipse

—¿Estás bien?—el tono preocupado, mezclado con extrañeza y al mismo tiempo curioso lo despertó de su ensoñación. Era Suigetsu, que le miraba como si fuera una especie de fenómeno o algo parecido.

No, absolutamente no. Deseó haber podido responder y decir que estaba bien, pero ni siquiera llegaba al medianamente bien de lo que Sasuke consideraba normal en su escala de ánimo.

—Es obvio que no lo estás, mírate—Suigetsu se sentó frente a su computadora y chistó—. Tienes mucho papeleo ahí, de haber estado bien ya habrías acabado.

El peliblanco achicó los ojos y le miró de forma acusadora—. ¿Tienes problemas amorosos?—de pronto, su tonito pasó a ser de esos que usaban las amigas de su madre cuando iban a visitarla para "ponerse al día".

—¿De qué hablas?—el azabache por fin le dedicó una mirada.

—Vamos Sasuke, es imposible que estés así por lo de-

Uchiha gruñó por lo bajo y le miró impaciente, dejándole claro que no quería saber nada sobre eso.

—Bien... puedes fingir que no pasó—se calló un rato y pestañeó mientras se acercaba a él con sed curiosa—. Pero al menos dime quién es la persona desdichada a la que amas.

Sasuke lo miró con los ojos entrecerrados; pensando, calculando, imaginando y todas las palabras que encajaran. El peliblanco sonreía inocentemente, esperando a que el amargado Uchiha que tenía por compañero se abriera por una vez en su vida.

—Puedes confiar en mí, lo juro—selló sus labios en promesa—. Puedes golpearme si llego a faltar a mi palabra.

El azabache suspiró. Más allá de esa insaciable curiosidad de Suigetsu, podía notar la evidente seriedad con la que le decía las cosas. Sasuke regresó la mirada a la pantalla de la computadora y empezó a teclear rápidamente.

—Se llama Naruto.

Hozuki se tapó la boca aguantando la emoción, las ganas de molestarlo y, sobre todo, calmar a la bestia del cotilleo que vivía dentro de él. Quería hacerle saber que indudablemente podía hablar con él sin miedo.

—¿Ya le dijiste? ¿Son cercanos? ¿Ya le hablaste siquiera?

Él carraspeó algo incómodo con la lluvia de preguntas. Por dios, apenas le acaba de decir quién es. Sasuke no respondió y continuó presionando su teclado con más rapidez.

—Ya sé que eres un poco hosco e insociable, pero no debes huir de alguien que te hace bien.

Sus dedos pararon abruptamente y se giró hacia él con auténtica sorpresa—. ¿Que me hace bien?

Estaba de acuerdo, Naruto le estaba haciendo más que bien a su tétrica vida, ¿pero es que acaso era tan evidente como para que alguien como Suigetsu lo notara?

—Siempre estás solo, huyes de las personas y es como si una nube gris estuviera sobre ti todo el tiempo—se sinceró y luego se encogió de hombros—. Pero en cuanto Naruto llegó, esa arruga en tu frente desapareció.

Le parecía tan molesta la forma tan sabionda de decirlo, pero le molestaba más que tuviera razón.

—Naruto ha de ser increíble, como para aguantar tu humor de mier-

—Oye.

—Sólo date una oportunidad.

Le palmeó el hombro y regresó a su escritorio. La hora de almuerzo acabó, los clientes empezaron a llegar y la tarde continuó de esa forma hasta la hora de salir. No intercambió más palabras con Suigetsu y el tema murió, pero estaba seguro que tarde o temprano, él volvería a sonsacarlo.

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