Capítulo 06

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Una noche no tan silenciosa

Sasuke miraba con atención y sin hacer el mínimo ruido que pudiera desconcentrar al rubio de su trabajo. Y aunque sonara ridículo o de poca importancia, le parecía en extremo cautivador observar a Naruto siendo peculiarmente cariñoso mientras curaba a un ave.

Bajo el cielo nocturno en donde las estrellas lo decoraban ampliamente y la luna se llevaba el protagónico, llegó a pensar que estaba volviéndose un poco loco. Estaban frente al edificio graffitiado bajo un par de postes con luces que los iluminaban, sentados en una mesa de picnic que absolutamente nadie usaba porque no había sentido para hacerlo.

¿Un lugar tan demacrado y poco llamativo con una mesa de picnic?

Las gentiles manos del rubio sostenían al pequeño animal y con ayuda de un hisopo colocaba un ungüento sobre la herida del ave—. No es tan grave, seguro se recuperará en una semana—murmuró concentrado en lo que hacía.

Sasuke no aguantó más la curiosidad—. Estudias para ser veterinario—afirmó más que preguntar.

Naruto sonrió y asintió—. Siempre me ha gustado cuidar de los animales.

Con delicadeza depositó al ave en una caja, en donde previamente había hecho agujeros y puesto una mantita para brindar calor y oxígeno.

Le miró de vuelta con esos enormes y brillantes ojos—. Vamos adentro, tenemos que dejarlo en un lugar seguro.

Ambos entraron al edificio, que, aunque no estuviera en sus óptimas condiciones, era lo suficientemente acogedor como para pasar las noches. Sasuke estaba agradecido, el ascensor por fin funcionaba correctamente; pero, a decir verdad, eso también suponía menos tiempo para hacerle preguntas a Naruto, a pesar de eso sabía que él no era una persona difícil de tratar.

Se miró en el reflejo de las puertas y se dio cuenta de lo limpias que estaban, casi como para ver su propia sorpresa al darse cuenta que era él el que estaba buscando hacer conversación. Miró el reflejo de Naruto y este se veía distraído en sus propios pensamientos.

Tenía una sonrisa y parecía cómodo.

—Gracias por ayudarme a sacarlo de ahí—Naruto le miró por unos segundos—. Un poco más y este pequeño no lo hubiera logrado, las aves son muy delicadas.

Sasuke agradeció al cielo por no tener que hablar él de primero, era malísimo tratando con otras personas y no se diga empezar una conversación.

—No agradezcas, hiciste más que yo—Sasuke le devolvió la mirada—. Tú eres el genial aquí.

Se preguntó por un momento si lo que dijo estuvo bien. En realidad, Uchiha no tenía ni la menor idea de cómo hacer halagos, confortar a las personas y ser expresivo; estaba haciendo un laborioso trabajo para hacerle saber eso.

Pero de inmediato se tranquilizó al notar una sonrisa y un leve sonrojo en el rostro de su vecino. El ruidito del ascensor les avisó que habían llegado al piso donde se alojaban y dieron unos cuantos pasos hasta llegar a su pasillo, en donde se habían visto por primera vez.

—Toma—Sasuke le tendió el pequeño botiquín a Naruto, que este mismo había ido a traer con toda prisa.

—Oh, gracias—el rubiecito iba a tomarlo, pero arrugó la frente cuando se fijó con cuidado en la mano más pálida—. ¿Qué es eso? Tu mano...

Sasuke bajó la mirada—. No es nada—intentó alejarla, pero Uzumaki fue más rápido y la sostuvo.

—Te picó cuando lo tomaste del contenedor de basura—la preocupación de Naruto le hizo sentir raro.

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