Capítulo 05

1K 149 35
                                    

El precio de la libertad

Hay muchas cosas que Sasuke odiaba de su vida. Probablemente la mayor parte de ella le ofuscaba, y no. No era culpa de su vieja camioneta, o del aburrido trabajo que tenía. Ni siquiera le molestaba en donde vivía, lo que comía o su rutina.

Lo que más odiaba Sasuke de ser él mismo, era su apellido.

Porque no podía entender la extraña fijación de otras personas hacia su nombre, cegadas del significado y del poder que obtenían con sólo nombrarlo.

—Cariño, hazme un favor y deja esa cara larga—Mikoto recibió con felicidad a su hijo menor—. Vamos, regálale una sonrisa a tu madre.

La mujer lo envolvió entre sus brazos con esa calidez materna y suspiró. Hace tiempo que no miraba a su pequeño y amargado muchacho.

—Hola mamá—Sasuke habló en un tono neutro, devolviendo el gesto y haciendo lo posible por darle una sonrisa, al menos una tranquilizadora que le hiciera saber que estaba bien.

—Me alegro que estés aquí—expresó con ese extraño júbilo de ver a su familia junta de nuevo.

Quizás ella estaba feliz, pero Sasuke estaba reacio a entrar. Había ido sólo porque no quería preocupar a su madre, y claramente, tampoco quería tenerla en su departamento gritándole y cuestionándole el por qué no había asistido a dicha reunión. Era mejor solucionar las cosas lo menos complicadamente posible.

—¿Hay alguna posibilidad de que me dejes ir a casa?—Sasuke hizo una mueca de fastidio—. Ya me viste, estoy bien.

—Hijo, esta sigue siendo tu casa—ella lo arrastró hasta la entrada de la imponente residencia de los Uchiha—. Además, no fui yo precisamente la que pidió tu presencia hoy.

Eso le hizo arrugar la frente, pero hizo caso omiso y se dejó hacer por su madre que lo llevaba del brazo por el lugar.

Se dio cuenta que no había cambiado mucho desde la última vez que estuvo ahí; seguía teniendo ese ambiente hogareño de las pequeñas casas japonesas tradicionales, pero hacía un buen contraste con esos toques modernos de los suburbios de los barrios más costosos de Osaka.

Absolutamente nada que ver con el pedazo de dormitorio y el edificio lleno de graffitis que hacía llamar su hogar.

Era el Uchiha que rechazaba su propia naturaleza, o así es como escuchaba decir no sólo de algunos trabajadores del banco, sino también de algunos miembros del círculo familiar.

—Sí, claro—suspiró.

Por alguna razón, que aún desconocía, su madre lo llamó por la mañana pidiéndole que se apareciera por la casa en donde hace mucho se hizo pasar por un integrante más. Era domingo, y estaba de más decir que tenía muchas razones como para no sentirse a gusto en la residencia que tiempo atrás fue su hogar.

Incluso podía llegar a pensar que fue un desperdicio de día.

—¿Por qué me hiciste venir?—preguntó en cuanto entraron a la cocina, que por cierto olía delicioso.

Ella apretó los labios y le sirvió un poco de agua en un lindo y elegante vaso de cristal—. Tu hermano quiso reunir a la familia hoy.

Sasuke exhaló con fuerza y miró hacia un lado, como si el microondas de última generación fuera más interesante de ver que los ilusionados ojos de Mikoto. Así que todo había sido culpa del genial y asombro Itachi Uchiha, su hermano mayor.

—¿En dónde están?

—En la mesa—le entregó el vaso y el pelinegro lo bebió rápidamente y de un sólo trago—, esperando por ti y el almuerzo.

Sunflower Donde viven las historias. Descúbrelo ahora