Sunflower

Capítulo 34

Y sostuviste mi mano cuando más lo necesitaba

Había sido una semana larga.

Larga y extraña.

Sasuke pensó que lograría controlar esa sensación agridulce que lo recorría cada vez que pensaba en la pequeña cena que tenía en casa de sus padres, pero el leve escalofrío seguía apareciendo de vez en cuando.

—¿Por qué no hacemos una lista? —la voz de Naruto flotó dulcemente en el aire.

Sasuke guardó algunos cuadros que antes estaban colgados en la pared, cerró la caja con un trozo de cinta y miró al rubio con una arruga marcando su frente con desconcierto.

—¿Una lista? —preguntó—, ¿para qué quieres hacer una lista?

Los planes de mudanza comenzaron desde hacía una semana, la mayoría de cosas ya estaban en el departamento de Sasuke... en el departamento de ambos.

Naruto se levantó del suelo acercándose hacia Sasuke mientras se cruzaba de brazos, lo miraba como si estuviera tratando de descubrir algo.

—¿Qué...?

Naruto pasó su pulgar sobre la frente de Sasuke con una suavidad mesurada y le sonrió con tanta ternura que su pecho se estrujó.

—Estás preocupándote otra vez—le dijo en voz baja—, ¿por qué no hacemos una lista de los pros y contras sobre la cena que tu familia organizó?

Sasuke relajó su cuerpo, prestando atención a lo que decía Naruto.

—Y si los contras son más que los pros, podemos escapar—dijo con simpleza.

—¿En serio?

Asintió enérgico—. Absolutamente—Naruto bajó la mirada tímido—. Además, siento que te lo debo.

—¿Por qué?

—Me pediste que escaparamos de la boda de tu hermano y no te escuché.

Sasuke negó un par de veces—. Oh, no, no, eso... estabas ahí, así que no fue tan malo.

Naruto chasqueó la lengua y sonrió apenado.

—Sí... en realidad, creo que tenías razón, eso fue muy...

Sasuke enarcó una ceja.

—Incómodo—dijeron al mismo tiempo.

—Síp, un poco incómodo.

Ambos sonrieron hasta soltar un par de carcajadas, lo que realmente hizo sentir bien a Sasuke.

—Hagamos esa lista.

—¡Bien! —murmuró emocionado.

Naruto tomó su mano y lo arrastró al pequeño y viejo sofá, lo único que seguía en el mismo lugar, aún no sabían qué hacer con él. El rubio lo dejó ahí y regresó en cuestión de segundos con una hoja rasgada de saber dónde y un bolígrafo azul. Se dejó caer a su lado y trazó una línea chueca a la mitad de la hoja.

—Pros...—dijo mientras lo escribía en una mitad—. Y contras—en la mitad restante.

Los ojos saltones de Naruto se posaron en él expectantes.

—Pro—murmuró—, Fugaku se disculpó conmigo.

Naruto sonrió y lo escribió en la hoja.

—Contra... ya no recuerdo de qué hablar con él. O cómo hablar con él.

Naruto lo anotó.

—Pro, Itachi y yo estamos bien ahora.

Claro, Itachi. Él ya se encontraba de regreso, y ahora que se entendían mejor, las cosas eran menos incómodas. Su hermano a veces era como un alivio cómico en situaciones de alta tensión.