Capítulo 29

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Curiosidad

Veía con atención los canapés y todas esas miniaturas puestas en la mesa de las que no tenía ni la mínima idea de cómo se llamaban, Naruto suspiró exhausto.

¿Era tan difícil servir algo japonés?

Ese pensamiento llegó a su mente tan rápido como se fue.

Estaba ahí, aguantando las insensibles miradas llenas de inquietud y molestia mientras intentaba elegir qué llevarse a la boca. Había querido desaparecer en el baño para dejar de sentirse observado por todos ahí, como si estuvieran analizando cada movimiento que hacía. Desechó la idea en el momento en que pensó en Sasuke, se supone que estaba ahí para ser su apoyo moral, y huir como cobarde no era algo muy Uzumaki Naruto de su parte.

Eso sólo les daría una razón más a los Uchiha para que lo siguieran viendo como si fuera una basura oportunista o algo parecido.

Además, le había dicho que todo estaba bien. No quería hacerlo preocupar, o que pensara que asistir a la boda de Itachi había sido un error. Ese sentimiento era más grande que el de querer huir.

Hizo un mohín, quizás escapar como Sasuke le pidió habría sido mucho mejor.

Sus pensamientos eran como una marea en la que estaba sumergido, de la cual salió repentinamente al sentir a alguien a su lado. Echó un pequeño vistazo y tragó en seco al darse cuenta de que se trataba del padre de Sasuke, tan calmado, era como si hubiese olvidado todas esas cosas de mal gusto que le había dicho sólo hace unas horas atrás.

Una horda de hipócritas, ahora podía entender mejor a lo que Sasuke se refería esa vez. Pensar en el pelinegro luchando solo contra su familia por su futuro lo hizo sentir mal de nuevo.

Naruto observó con disimulo hacia sus lados, dándose cuenta de que sólo estaban ellos dos. Apretó los labios y se llenó de valor, olvidó los canapés, dejó de lado su deseo por comer algo tradicional y liberó esa frustración que sentía por querer escapar de ahí y no poder.

—Creo que hace un buen trabajo—su voz sonó clara y sin miedo.

El hombre detuvo cualquier movimiento—. ¿Disculpa?

—En preocuparse—dijo con más seguridad—. Por Sasuke.

Fugaku se quedó inmóvil, su mano izquierda sostenía un plato con aquellos aperitivos que ahora ya no eran su mayor interés, observó al rubio con el ceño fruncido.

—Puedo entender por qué me dijo todas esas cosas desagradables—sonrió fugazmente—, pero no soy la persona que usted cree que soy.

El hombre dejó el plato sobre la mesa y se cruzó de brazos, esa fría mirada seguía en sus ojos. Y Naruto no estaba dispuesto a ceder ante a ella.

—No quiero el dinero de su familia, y no me importa si cree que no soy lo suficientemente bueno para Sasuke.

—¿No te pedí que te mantuvieras al margen y que conocieras tu lugar?—dijo molesto.

Asintió, sonriendo pese a las duras palabras—. Sasuke es un buen hombre... y si hay algo que me molesta más que el rechazo que siente por mí, es que no pueda ver el valor que posee su hijo.

El silencio y la consternación por parte de Fugaku lo animaron a continuar.

—Usted y Mikoto-san educaron a una maravillosa persona, si a él de verdad no le importara su familia, no habría venido a la boda de su hermano en primer lugar—dejó escapar un largo suspiro y su rostro se llenó de pena—. No le dé la espalda a su hijo por intentar forjar su propio camino.

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