''A veces tienes que aceptar el hecho de que algunas personas sólo han entrado en tu vida como una felicidad temporal" - Ed Sheeran.
(Punto de vista de _______)
Mis manos empezaron a tiritar, maldita sea. Sebastián me había llevado a la parte trasera del colegio, tenía miedo, obviamente.
—Necesito decirte algo... más bien, mostrarte algo. —Avisó. —Es importante, por favor, no tengas miedo. No te haré nada.
—Está bien. —Susurré.
Sacó su celular del bolsillo de la parte trasera de su pantalón. Su sudadera llamaba más la atención que otras veces, dejaba ver parte de sus costados y sus musculosos brazos completos.
Desbloqueó el celular y me lo mostró. Era una grabación, lo miré extrañada y el lo puso en pausa para volver a avisarme algo.
—Blair, esto no es una broma. Te lo juro, por... ¿nuestra tradición? —Asentí e insistí que me mostrara rápidamente la grabación, Taylor debía estar esperándome.
“—¿Qué necesitas, man?
—Tenemos que hablar de la apuesta, ¿sí?
—¿Sobre...?
—_______.
Hubo una pausa.
—Supongo que vas ganando la apuesta, la maldita pe*rra se ha confiado muy bien de ti.
—Eso... sí.
—¿Le haz quitado su virginidad?
—No...
—No me mientas. Te daré buena paga por la apuesta.
—Sí.
—Quiero que ahora, la patees lejos.
—Eso suena divertido.”
La nota de voz terminó y Sebastián volvió a guardar su celular en el mismo bolsillo. Miré a la nada y apreté mis manos, convirtiéndolas en puños. Hice el intento de no llorar, pero no podía, era débil, era una mocosa.
—Dime que ese... no es Mario, por favor. —Rogué y crucé mis dedos, apretando mis ojos. No quería abrirlos y encontrarme con la realidad.
—______, cariño...
—¡NO! por favor, ¿por qué me hacen esto? —Pregunté y Sebastián me estrechó en sus brazos, le seguí el abrazo.
—No podía quedarme callado, sabía que te costaría asumirlo. Pero por favor, aléjate de él.
—Lo haré. —Le prometí y salí corriendo de allí, las lágrimas no cesaban, me consumían viva.
Corrí, cruzando una calle en luz roja. Casi me atropellan, pero por suerte alcancé a pasar sana y salva. El señor que conducía el auto tocó la bocina repetidas veces desesperado. Rodé los ojos y seguí corriendo. El maquillaje corría por mis mejillas, y sí... había perdido al único “amigo” que le entregué todo mi cariño y confianza.
Y ahora si que empezaban los problemas, porque tendría que volver a casa; a sufrir el abuso de mis padres y la molestia de mi hermana. La chica 'radiante' que intenté ser hoy, solo duró unas horas, sólo fue una ilusión.
Por fin llegué a la casa y Rousse me abrió la puerta. Al verme ahogó un grito y yo solo la empujé levemente para poder correr a la habitación de huéspedes. Lo logré con éxito y empecé a guardar todo nuevamente. Lo metí todo apurada y cerré el bolso. Pasé con repugnancia al lado de la habitación de Mario; el lugar donde le había entregado —estúpidamente— mi virginidad. Y sin duda esto era de lo peor que me había pasado.
Bajé nuevamente al primer piso y me encontré con Rousse —otra vez—. La abracé fuertemente y ella me devolvió el abrazo.
—¿Tienes algún papel? —Le pregunté mientras buscaba mi bolso. ¡Maldita sea! lo dejé en el casillero.
—No será necesario, ______ —Respondió una voz masculina, Mario.
Se acercó rápidamente a mí, y me miró preocupado. Me tomó de la cintura y lo aparté empujándolo de su pecho.
—¡Aléjate de mí, hijo de....! ¡Agh! —Le grité fuertemente, pegando-le una cachetada en su mejilla. —¡Me engañaste! ¡Me hiciste creer que me amabas!
—_______...
—¿Sabes? —Hice una pausa y él me miró tristemente. —Hazme un favor, y no me hables nunca más. ¡Ni se te ocurra volver a mirarme, imbécil!
—¡Escúchame! maldita sea. —Exclamó convirtiendo sus manos en puños. —¡Esa grabación no está completa!
—¿Y...? de todas formas, todo lo que hiciste, lo hiciste por dinero. ¡¿Qué más da?! —Volví a gritarle.
—¡Cancelé la apuesta, porque estoy jodida-mente enamorado de ti! —Dijo mirándome a los ojos.
—¡¿Y me importa?! ¡Me han mentido tantas veces que realmente no sé si creerte! maldito hipócrita. —Seguí gritando descontrolada-mente. —No aparentes ser el bueno, porque no te sale. ¡Ni finjas que te importo, idiota!
Agarré mis bolsos y salí de la casa bufando tristemente. Las lágrimas no paraban de salir. Mario me tomó del brazo, haciendo que botara un bolso. Me agarró y me besó fuertemente. No le respondí, en cambio me aparté y lo volví a golpear tan fuerte que resonó hasta la entrada.
Mi mano ardió y supongo que su mejilla también. Lo miré con odio y limpié mis lágrimas.
—Púdrete. —Dije y sin más me fui de allí.
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"Depression" Sebastián Villalobos y tu-1° Temporada
Random"Le dices qué es hermosa, ella dice ''No, no lo soy''. Le dices qué no es gorda, ella dice ''¿Vez esto?'' y toca su vientre. Halagas cómo luce, te dice ''Hay chicas qué se ven mejor qué yo''. ¿Sabes porqué no cree tus halagos? No es porqué no le gus...