Capítulo cuarenta y dos.

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''Por fuera la ves con una gran sonrisa, ¿cierto? Pero lo que no sabes es que dentro de ella, ni su corazón puede más.''

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Desperté en una habitación del hospital algo iluminada, no me gustaba la luz. Había un ventilador, y eso era bueno, ya que aquí hacía muchísima calor. 

Relamí mis labios secos y volví a sentir el sabor a hierro que tenía la sangre. Mi vestimenta no era la que traía hace unas horas, ahora tenía puesto un delantal azul con bordes blancos. Dejaba a la vista mis cortes, que ahora estaban envueltos en una gasa blanca. Quise que la tierra me tragara y rogaba que sólo la enfermera los hubiera visto.

Sebastián me sostenía esa mano, y la acariciaba con sus suaves dedos. Tenía la cabeza gacha, por lo cual no se había dado cuenta que desperté. Pero era mejor así, lo podía observar sin que se diera cuenta.

Su bello rostro de tez blanca me cautivaba cada vez más, sin dejar atrás su ojos cafes. Al ver sus rosados labios hacían que las ganas de saborearlos todo el día crecieran más y más. En fin, él era perfecto completamente, era una sensación totalmente rara pero excitante.

Moví mi mano y él se dio cuenta que estaba despierta. Traía puestas sus gafas negras para el sol que lo hacían ver más guapo, más... adulto, por así decirlo. No quedaba nada en él de sus 16 años.

Sonrió desganado y besó mi mejilla, haciéndome ruborizar. Le sonreí de vuelta y me quedé callada.

—¿Cómo estás? —Preguntó con una expresión calmada y neutra, mientras inconscientemente seguía acariciando mi suave y lastimada piel.

—Mal. —Respondí. —Supongo.

—Lo siento mucho, por todo, no sabía que estaba ella en el baño. —Avisó y bajó la mirada tristemente.

—Está bien, no es tu culpa. Ella tiene razón, debería matarme. —Dije y reí irónicamente, negando con la cabeza.

—No hables así, _____. Es envidia, te tiene envidia.

Suspiré frustrada y lo miré con cara de pocos amigos.

—Eres idiota, está confirmado. ¿Envidia de mí? Es... ilógico y ridículo. —Escupí haciendo puños mis pequeñas manos.

—Ugh, lo único bueno que tiene, o da... es un buen polvo. En sí, no conseguirá nada más que eso. Aquello es lo que le da éxito, o atención, por así decirlo. —Explicó intentando animarme.

—Sonará muy egocéntrico, pero da igual. —Hice una pausa, mirando mis uñas. —La verdad es que yo me encontraba bonita, hasta que la sociedad me hizo pensar lo contrario. 

—Ignóralos. 

—No es tan fácil. Tú tienes el mundo a tus pies, no me entiendes. —Susurré y sentí una lágrima silenciosa bajar por mi mejilla.

Me miró tristemente y colocó una mano en mi mejilla débilmente mientras que la acariciaba con cuidado de no tocar ninguna de mis heridas, lo cual pudiera provocarme daño. 

—Estoy tan cansada de todo... —Seguí hablando. —¿Qué hacer cuándo se acaban las esperanzas? ¿Cuándo ya no esperas nada?

Me miró confundido y luego entendió.

—Confiar en mí. —Respondió firmemente.

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Hola de nuevo xD

Aquí esta el otro capítulo...
adivinen que? solo quedan alrededor de 6 o 7 capítulos para que se acabe esta novela :o *.* 

Saludos a todas *u* que tengan un fin de semana genial! 
PD: les agradeceria mucho si comparten esta novela con tras pdc :) 
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"Depression" Sebastián Villalobos y tu-1° TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora