''«Esa chica tan delgada, vomita. Esa chica tan graciosa, se corta. Esa chica tan guapa, no come. Esa chica tan gorda, se odia».''
Reí inconscientemente y las pasé a llevar sin previo aviso. Se sorprendieron inmediatamente y murmuraron cosas sin sentido entre ellas, lavé mis manos y las sacudí en el aire, secándolas en mí ropa. Caminé hasta la puerta, pero Dafne se interpuso en mí camino rápidamente, siguiendo las indicaciones de Miranda.
—Permiso. —Murmuré de mala gana, dedicándole una mirada con enojo. Fruncí el ceño con desesperación. Ella negó con la cabeza y, de una, la empujé fuertemente. Me había aburrido de sus burlas y mañas contra mí.
Quedaron boca abierta por mi reacción inesperada. Fingí interés y me dirigí donde se encontraba Mario, le sonreí y el hizo lo mismo. El timbre sonó y todos los alumnos entraron a clases, menos algunos qué se quedaban con sus novias, besándose euforicamente, y ahí se encontraba Sebastián, besándose con Miranda, subiéndole poco a poco su falda. Dios, qué asco, no creo que lo hagan en medio del pasillo, ¿cierto?
Me encogí de hombros y tomé la mano de Mario, decidida a entrar al salón, pero el me sostuvo y me atrajo hasta él. Levanté una ceja confundida, y el habló:
—¿Te quieres escapar, conmigo?
—¿Escaparnos? —Pregunté indecisa, asentí sin pensarlo y sonreí atrevidamente. Mis ojos---seguramente, brillaban.
Comenzamos a caminar por la salida trasera de la secundaria, con algo de preocupación salí de allí, preocupándome de que nadie nos viera. Subí al auto de Mario en la parte del copiloto y me puse mi cinturón. Decidida a sentirme libre por primera vez.
—¿A donde vamos? —Pregunté mirándolo mientras conducía y prendía uno de los cigarrillos. Ofreciéndome uno, negué con la cabeza y seguí esperando su respuesta. Al fin y al cabo, después de botar todo el humo de su boca, formando una perfecta 'o', respondió:
—A buscar las cosas a tu casa.
—Está bien. —Hice una pausa y sonreí. —A esta hora, mí casa está vacía. O puede que esté la perra de mi hermana, pero... en fin, que más da. —Dije. —¿Con quién vives?
—Con mí madre y una hermana más. —Respondió concentrado en la autopista. Reí levemente por su expresión al tener que parar por un idiota que no sabe conducir, supuestamente.
—¿Qué edad tiene tu hermana? —Seguía haciendo preguntas.
—14, ¿por qué?
—Curiosidad. —Reí y me di cuenta que ya habíamos llegado. Bajé del auto, fijándome que la ventana de la pieza de mi hermana estaba con las cortinas abiertas, me di cuenta que ella estaba en casa. Rodé los ojos y mordí mi labio inferior con nerviosismo.
—Yo te espero abajo, tú me tiras las cosas y así, nada difícil. Cualquier cosa, si es que te llegas a demorar mucho, te envío un mensaje o tu a mí. —Dijo Mario, como todo un espía, o criminal muy malvado intentando secuestrar a alguien, cool.
Reí por su entusiasmo y me acomodé para subir por mi ventana en el segundo piso, no eran tan difícil, ya que estaba con una ropa cómoda, no se me vería nada de más. Al llegar arriba me fijé en mi madre sentada en la cama, ahogué un grito y mi corazón empezó a latir rápidamente, estaba desesperada. Me palidecí y me senté a su lado, como ella indicaba.
—¿Por qué haz llegado así del colegio, a esta hora? —Preguntó seriamente, mirándome a los ojos. Suspiré cansada.
—Me sentía mal, tenía que venirme. —Mentí, rápida escusa, rápida solución. Ella rodó los ojos con furia.
ESTÁS LEYENDO
"Depression" Sebastián Villalobos y tu-1° Temporada
Aléatoire"Le dices qué es hermosa, ella dice ''No, no lo soy''. Le dices qué no es gorda, ella dice ''¿Vez esto?'' y toca su vientre. Halagas cómo luce, te dice ''Hay chicas qué se ven mejor qué yo''. ¿Sabes porqué no cree tus halagos? No es porqué no le gus...