Capítulo veintiséis

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"Estoy m̶a̶l̶,̶ ̶n̶o̶ ̶sé ̶q̶u̶e̶ ̶h̶a̶c̶e̶r̶,̶ m̶e̶ ̶h̶u̶n̶d̶o̶,̶ ̶n̶o̶ ̶t̶e̶n̶g̶o̶ ̶g̶a̶n̶a̶s̶ ̶d̶e̶ ̶v̶i̶v̶i̶r̶ bien.”

(Punto de vista de ________)

1 semana después.

En una semana podían pasar muchas cosas, y sí, estaba comprobado por mí misma. Era extraña la sensación de ver que Sebastián se preocupaba más por mi, disimuladamente. Aunque en ocasiones se volvía a convertir en una pesadilla.

No sabía nada acerca de mis padres, ellos quizá estaban felices sin mí, pero hoy lo comprobaría, necesitaba pasar cerca de la casa, para ver si ocurría algo con ellos. Incluso, mi celular murió desde que lo tiré fuertemente a la pared, y bueno, ya no tienen comunicación conmigo. Lo más idiota de todo esto, es que ni siquiera en las noticias ha aparecido mi nombre como desaparecida, ya me lo esperaba, tampoco han ido a la secundaria a preguntar por mi.

En fin, Mario se había enojado conmigo -otra vez- ya que mi alimentación no iba bien, estaba en la tercera etapa de anorexia, lo cual era muy exagerado. Todos me encontraban delgada y yo también lo empezaba a hacer, pero no quería asumirlo. Quería mantenerme así, y seguiría los consejos de la nutricionista; Mario me acompañó a visitarlo en el hospital.

Flashback.

Entré a aquella habitación donde se encontraba la nutricionista sentada. Mario me sostenía la mano fuertemente, como indicación de que no me preocupara, y eso intenté hacer.

—Hola, cariño. —Me saludó ella con una sonrisa amable, le sonreí de vuelta y tomé asiento como dijo. —Bien, ______, veré si tu peso concuerda con tu estatura y luego veré que te puedo indicar, ¿sí?

—Está bien. —Murmuré e incómodamente me paré para ir a la balanza. Me subí en esta después de haber sacado mis zapatos.

—Veamos, uhm... párate derecha. —Murmuró y lo hice, mientras ella se fijaba en la máquina esta. —Bien, ya puedes bajarte.

Asentí y lo hice, Mario me miraba calmado, esperando los resultados.

—¿Y bien...? —Insistió el, y yo rodé los ojos. Ni que fuera tan importante.

—Me preocupa tu estado, tienes síntomas de anorexia, pequeña. —Hizo una pausa, y anotó unas cosas en su computador. —Estás pesando 42 y mides 1,61.

Había subido de peso, eso no era muy bueno. Me entregó una hoja con un lápiz, y esta decía: ''Existen algunos signos que pueden indicar que una persona tiene anorexia. Las personas anoréxicas pueden:

-adelgazar mucho, volverse frágiles o escuálidas. ✓

-obsesión por la alimentación, los alimentos y el control del peso. ✓

-pesarse reiteradamente. x

-contar o racionar los alimentos meticulosamente. ✓

-llenarse de agua cuando visitan a un profesional para pesarse. x

-comer solo determinados alimentos y evitar lácteos, carne, trigo… (aunque muchas --personas son alérgicas a determinados alimentos o son vegetarianas). x

-realizar ejercicio en exceso. x

-sentirse gordo/a. ✓

-aislarse socialmente, especialmente para evitar comidas o festejos donde se sirven comida. ✓

-deprimirse, sentirse sin energía y sentir frío frecuentemente. ✓

Coloca un 'ticket' o una 'x' en las cosas que hagas y en lo que no, así podré verificar en que etapa de esta enfermedad estás.''

Sentí unos raros escalofríos y tomé el lápiz para empezar a responder. Al terminar se lo entregué.

—Tenga. —Murmuré nerviosamente y le entregué el pequeño papel, ella lo miró sorprendida y empezó a hablar.

—Veamos, ¿son novios? —Preguntó.

—No. —Respondimos al unísono. —Somos... mejores amigos, algo así. —Aclaré y ella asintió.

—Es un gran chico, pues les explicaré... —Hizo una pausa, tomando de su vaso de agua. —En algunos casos, las personas con anorexia comienzan simplemente a intentar perder algo de peso o ponerse en forma. Pero la necesidad de comer menos, purgarse o hacer ejercicio en exceso se vuelve "adictiva" y es muy difícil de controlar.

Los dos asentimos, comprendiendo la situación.

—Estás en etapa tres, lo cual, es algo difícil de controlar, pero no te preocupes. El tratamiento ambulatorio es eficaz cuando, se detecta de manera precoz y cuando no hay episodios de bulimia ni vómitos y existe un compromiso familiar de cooperación. ¿Están de acuerdo?

—Por supuesto. —Respondió rápidamente Mario, sonreí a medias y asentí.

—Tendremos una sesión por semana, por favor no faltes, el proceso no será largo si es que eres responsable y quieres cooperar. Del costo ni te preocupes, me gusta ayudar a los jóvenes, así que, no habrán gastos.

—Muchísimas gracias, de verdad, se lo agradezco tanto. —Dijo Mario, relamiéndose los labios. Se veía preocupado por mi salud, más que yo, pero por el lo haría.

—Come adecuadamente, y toma harto líquido. Ya hablaremos más. —Recomendó ella y asentí tranquilamente.

—Bien, muchas gracias, se lo agradezco infinitamente. —Susurré y le sonreí pacíficamente, antes de salir por la puerta otra vez con Mario.

Fin Flashback.

Suspiré tranquilamente mientras esperaba que la clase terminara para luego poder ''visitar'' mi casa. El timbre resonó en mis oídos y al escuchar el ''Pueden salir, alumnos'' del profesor, fui la primera en salir corriendo.

Sólo esperaba que nada malo ocurriera, sólo eso.

"Depression" Sebastián Villalobos y tu-1° TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora