"Depression" Sebastián Villalobos y tu-1° Temporada

Capítulo veintisiete.

Maratón 1/3; ''¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? No lo entiendo.''

Caminé rápidamente inhalando y exhalando de mi adicción; la nicotina. Aquello me destensaba y tranquilizaba. Lo cual, sin duda, era bueno. Al llegar cerca de casa, crucé la esquina y me escondí detrás de unos arbustos, seguidos por unos autos estacionados. Miré alrededor de la casa, no había nadie. Sentí un alivio y miré a través de las ventanas, me llamó mucho la atención una silueta... era mi madre; estaba viendo unas fotos mías que tenía en mi habitación, se encontraba sentada en mi cama. Ella estaba usando una blusa en cuello 'V' de las que yo le regalaba para su cumpleaños, eran sus favoritas, pero sólo por el hecho de que yo se las regalara, a ella 'NO' le gustaban. Pensé que las había botado, pero no, la estaba usando, y aquello me sorprendía mucho.

Sentí algo oprimir en mi pecho, estaba llorando silenciosamente, limpiando sus lágrimas con sus delgadas y suaves manos. Sentí culpa, pero en estos momentos no sabía que hacer, tenía que reflexionar acerca de todo lo que ellos me habían causado muchísimas veces a lo largo de mi corta vida. Me habían tratado como la oveja negra de la familia, me ignoraban, me insultaban, y lo peor... cuando mi padre abusó de mi, nadie lo impidió. Gozaban de mi dolor. Y no porque ahora me haya ido, les llegó el amor y andan nostálgicos por mí.

Bajé mi mirada al suelo y pensé en Mario, el es la razón por la cual sigo luchando aquí, porque él me ayuda a seguir adelante, a pensar en el futuro, y olvidar el pasado. Lo quiero demasiado por eso, y creo que me gusta, aunque es poco probable. Lo conozco, quizá hace cuatro meses. Quedan aún dos meses para terminar la secundaria e ingresar a la universidad, eso me emociona y es extraño a la vez. Pero bueno, lucharé por eso.

Saqué los pensamientos y los dejé para después, recordé lo que hacía y pensé que ya era tiempo para salir de acá. Así que corrí rápidamente lejos de acá, hasta llegar a la casa de Mario que no quedaba tan lejos. Limpié el poco sudor que cubría mi frente y lo vi allí... parado en la puerta. Su mirada no descifraba nada, sonreí a medias y me acerqué a él.

—¿Te encuentras bien? —Pregunté acariciando sus brazos fríos, hizo una mueca y me miró directamente a los ojos.

—¿Donde estabas? —Preguntó, sin responder mi pregunta anterior. Rodé los ojos y suspiré calmada-mente.

—Mario...

—¡Deja de ser tan cínica, _______! Busco lo mejor para ti, y tu arriesgas tu seguridad conmigo; yendo tranquilamente por la casa de tus padres. ¿¡Qué crees tú?! ¡Te podían ver! ¡¿Eso querías?! —Exclamó enojado, intentando calmarse, cerró sus ojos con fuerza y apretó sus manos; transformándolas en puños.

—¿¡Cínica?! Dios, tenía curiosidad, tu también la tendrías si no vez a tu madre después de una semana, o qué se yo. ¿¡Qué creo yo?! ¡Lo hice bien, no me vieron! Dios, eres tan exagerado, Mario. ¡Lo entiendo! Sé que quieres protegerme, pero eso no era para que me hagas un show ahora mismo. —Exclamé también molesta.

—¿Exagerado? ¡¿Eso soy, _______?! —Preguntó y tensó su mandíbula, dando a entender que yo la había cagado. —Odio que no valores todo lo que he echo por ti, ______. Ahora mismo podría estar tirándome a cuántas tías quiera, pero no. ¡Claro! soy tan idiota que ando tan preocupado por ti _______ Blair. 

—Yo... lo lamento. —Murmuré aguantándome las lágrimas, intenté tomar-le las manos pero el las apartó bruscamente. 

—Estoy pensando seriamente si vale la pena seguir apoyándote. —Murmuró y entró a la casa nuevamente, dejando la puerta entre- abierta.

Me tiré al piso sin poder creerlo, la había cagado a morir. No lo puedo perder, no puedo perder al único chico que me a apoyado durante toda esta mierda de tiempo. Mi mundo se derrumbó al escuchar aquellas palabras: ''Estoy pensando seriamente si vale la pena seguir apoyándote'