Capítulo 30

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Ella no dice nada después de recordarme, se queda estática en su lugar, mirándome

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Ella no dice nada después de recordarme, se queda estática en su lugar, mirándome. Segundos después se gira y empieza a bajar los escalones para ingresar al lugar. No lo pienso mucho tiempo cuando mis pies ya van otra vez hacia abajo, siguiéndola.

— ¡Jazzlyn! —grito, pero no hay respuesta.

Creo que acelera el paso y me deja a dos escalones a mí antes de cruzar la puerta para ingresar. La sigo esquivando a todas esas personas que ella ha pasado sin dificultad, hasta que la alcanzo. Tomo su brazo sin dudarlo y la hago voltearse hacia mí.

Es ella.

Sin duda es ella, aunque tenga ese gorro tapando la mayoría de su cabello rubio, lo que cae por sus hombros me asegura que es Jazzlyn. Sus ojos cristalinos y bien abiertos me miran con asombro antes de soltarla y acercarme lo suficiente para que me reconozca también.

— ¡Déjame en paz! —reprime, tirando de su brazo para después girarse e ignorarme.

¿Qué demonios hace aquí?

Camina varios pasos antes de que mi mano le impida dar el siguiente. Ella vuelve a mirarme, con esa frente arrugada y sus ojos más cristalinos que antes. Sin importarme las personas a nuestro alrededor, hago fuerza en mi brazo para no permitirle escapar otra vez.

— ¿Qué haces aquí?

La tengo muy cerca de mi rostro, puedo ver ese azul transparente a la perfección, hasta que ella rompe el vínculo para volver a darme la espalda. Me quedo en mi sitio sintiendo mi corazón acelerarse junto con ese hormigueo desde mi interior. No tenía idea de lo mucho que extrañaba verla otra vez hasta que mi cuerpo reaccionó con su presencia.

Pasan quizás diez segundos mientras la veo alejarse entre las personas que siguen en el centro, sin embargo, no vuelve a girarse para mirarme.

Algo extraño ocurre en mi pecho, pero antes de ponerme a pensar en qué es, mi cerebro me obliga a ir otra vez tras de ella. Camino sin mucho esfuerzo golpeando con el hombro a los que obstruyen mi camino, ellos ni se inmutan puesto que, el lugar está lleno de cuerpos moviéndose por todos lados.

Cuando por fin reconozco ese gorro lanudo sobre su cabeza, me voy directo a ese lugar. La parte cuerda de mi cabeza intuye con rapidez que algo anda mal, no puedo escuchar lo que dicen esos dos sujetos frente a ella, sin embargo, su pequeño cuerpo empieza a retroceder.

— ¡Leck! Esa paliza fue estupenda, amigo —La voz cantarina de un sujeto entra por mis oídos antes de que su cuerpo casi choque en mi pecho. Me quedo quieto mientras me obligo a darle un asentimiento de cabeza como agradecimiento.

Rodeo su cuerpo en ese segundo, volviendo mi atención a Jazzlyn.

Los tipos siguen frente a ella, uno se ríe y el otro menciona algo mientras sus ojos caen en el rostro de ella. Antes de llegar por completo a su lado, una corriente de adrenalina me invade causando que mis puños se aprieten dentro de los bolsillos de mi abrigo.

Para ti de alguien más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora