La inocente y dulce Jazzlyn Parker, está enamorada del chico malo de su clase; Devon Gray. Él parece no notarla, nunca. Aún con esa belleza sublime y femenina, le resulta un poco complicado acercarse al chico-problemático.
Jackson Leckie.
Él parece...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mis lágrimas caen quemando mis mejillas y aunque las limpie ferozmente ellas vuelven a caer. Me siento una completa imbécil, traicionada, ilusionada y enamorada de un cabrón que no merece que esté llorando por él. No otra maldita vez.
Guardo todo donde estaba y salgo de ese lugar.
Ignoro la pelea, los gritos y empujones a mi alrededor. Solo puedo levantar la vista para enfocar a mis amigos quienes no se han movido de lugar, parecen entretenidos, hasta mi amiga Vera se ve realmente contenta al lado de Danny, aunque Bobby luzca inquieto a su alrededor.
Camino por el lado contrario y voy directo a la salida.
Obligo a mis piernas ir más deprisa cuando cruzo el portón del lote baldío, y me obligo a caminar con mayor rapidez cuando me encuentro a oscuras. Casi empiezo a correr hasta llegar a la avenida transitada y con luz, hasta ese momento me permito limpiar las lágrimas que siguen cayendo en cascada.
Sorbo mi nariz varias veces, caminando por la banqueta debajo de los faroles, incluso no me importa que las pocas personas que deambulan me vean llorar, no correré el riesgo de ir por un camino desolado.
Cuando estoy lo suficientemente alejada de ese lugar, saco mi móvil y mando un mensaje a Vera diciendo que me sentía mal y que había cogido un taxi para irme a casa. No supe si respondió porque puse mi teléfono en silencio y lo sepulté en mi bolsillo.
Las lágrimas comenzaron a caer con ganas otra vez cuando llega a mi recuerdo lo que vi en ese estúpido teléfono.
La ira está comiéndome. La traición la siento en su máximo esplendor contrayendo mi estómago, haciendo que un dolor insoportable de cabeza no me deje pensar. Soy una estúpida por confiar en él. Soy una completa imbécil por haberme enamorado de alguien como él.
Todo es mi culpa por haber revisado su teléfono, estoy así por ser curiosa, pero no me importa, no me arrepiento. Prefiero mil veces ser llamada loca por husmear en el teléfono de otra persona, a ser la burla. La chica a quien le miran la cara de idiota.
—Mira nada más lo que me acaba de caer del cielo —escucho la voz de un chico enfrente de mí. Ahogo el grito que estaba a punto de sacar de mi garganta cuando siento la presencia de esa persona enfrente de mí.
Me detengo abruptamente casi chocando con su cuerpo.
Devon.
Limpio mi cara rápidamente, pero sé que no sirve de nada. Él ya ha visto cuán miserable soy en este momento.
—¿Estás bien? —pregunta, pero no puedo encontrar la manera de hablar—Oh, no me digas que mataron a ese pendejo en la pelea, tenía entendido que Redhnek era un puto debilucho, pero a juzgar por tu cara parece que le pusieron una paliza al pendejo de Jax.
Su boca no sabe cuándo cerrarse. Pero esta vez no tengo ganas de luchar, solo agacho mi cabeza y miro unos segundos sus deportivas. ¿Qué hace aquí de todos modos?