Capítulo 55

156 18 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


     Mis ojos se quedan clavados en los suyos un momento hasta que ella deja de mirarme para ver lo que está pasando abajo. Suelto su mano cuando noto que no se apartará de mí, cuando siento que en lugar de quitarse o decirme algo ella empieza a apretarlo un poco. Leve. Segundos después desliza su palma poco a poco, tortuosamente, sobre el largo de mi dureza y de regreso a mis testículos. Aunque todo esto sea por encima de la tela, no me importa, no minimiza lo caliente que es verla tocándome.

Tengo que decir algo o hacer algo, de lo contrario, el pensamiento que tengo ahora de bajarme el pantalón para inclinarla y meter mi pene en su bonita boca, hará que me explote la puta cabeza.

—Esto debería aclarar tu pregunta número tres —digo, embriagado. Acercándome a su rostro para darle un beso en la frente.

La escucho pasar saliva, ladeando su cabeza al suelo mientras su mano sigue con leves movimientos y apretujones sobre mí.

—¿Te gusta? —quiero saber. Sueno arrogante porque sé que la respuesta es sí, pero quiero escucharla decirlo. Ella se ríe suavemente antes de mirarme con esos ojos llenos de sentimiento. De ganas. Igual que yo. Sonrío un poco, cerrando los párpados cuando me aprieta más valiente que antes.

—Sí... me gusta.

Su respuesta hace que mi sonrisa aumente.

—Pues te va a encantar cuando lo tengas dentro de ti.

Reprimo su risa y su posible respuesta con mi boca. Besándola desesperadamente, con hambre de sentir su calor, con enormes ganas de perderme con ella. Juntos. La cargo entre mis brazos y ella se ancla a mi cuerpo, enrollando sus piernas alrededor de mi cintura. Sus dedos vuelven a perderse en mi cabello mientras camino hacia la cama.

Me acomodo entre sus piernas, besándola sin apartarme ningún segundo, sin que ella me aparte. Solo dejándome consumir por su sabor, llenándome con su aroma y mezclando mi piel con la suya.

Un par de minutos después, estoy quieto frente a su rostro, acariciando la punta de mi nariz con la suya. Ella me mira con atención, amoldando mi mejilla con sus dedos. Esto es tan surreal, tan íntimo, tan apacible. La calma y templanza que me cuesta encontrar a solas.

—Me vas a volver loco.

—Y tú ya me tienes loca.

Con otro par de sonrisas cómplices y un par de besos cortos en esos labios, el sonido de la puerta principal me trae a la realidad. Y con ese simple golpe seco de la puerta cerrarse, supe que esto terminaría aquí. Aunque muy en el fondo de mí, de no querer hacer esto hoy por como me siento emocionalmente, me enfadé por interrumpirnos.

Miro a la chica debajo de mí, con sus ojos abiertos asustada por quien sea que ha llegado. Aunque sé que es James siento la culpa en mi paladar, como si estuviera haciendo algo malo. Tiro de la cobija bajo de ella para cubrirla un poco, ella entiende lo que trato de hacer y termina lo que hago. Con un beso firme en su frente me pongo de pie.

Para ti de alguien más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora