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❝vi. burned one❞
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—¡BLOOM! ESPERA —gritó Adara corriendo detrás de su hermana.
La fiesta había llegado, finalmente, a su fin. Todos los estudiantes se marcharon a sus dormitorios y Adara, tras no encontrar a su hermana en su dormitorio, comenzó a buscarla por todo el lugar siendo precavida para que nadie la vea rondando por el lugar con total libertad.
—Lo siento —Fue lo primero que Adara dejó salir de su boca, una vez que estuvo frente a ella—. Estaba asustada de que sucediera algo o de tu salga lastimada. No quería gritarte, mucho menos enojarme contigo, solo...
—Lo sé —la interrumpió Bloom, regalándole una sonrisa tranquilizadora—. De las dos, yo soy la impulsiva y tuve que haber pensado mejor las cosas. Tienes razón —admitió—, no debería tomarme las cosas tan a la ligera.
—¿Estás bien? —preguntó frunciendo el ceño, notando que algo andaba mal—. ¿A dónde ibas?
Bloom no respondió, simplemente saca de un bolsillo de su chaqueta un anillo. Adara lo inspeccionó a la distancia, preguntándose de dónde lo había sacado y lo que haría con él a continuación.
El anillo contenía una piedra celeste en el centro y ésta era rodeada por líneas de oro, incrustadas con pequeños diamantes. La líneas intercalaban su tamaño, una mayor y una menor, otra mayor y otra menor, y así consecutivamente hasta llegar al principio. La forma las líneas, junto con la piedra, simulaban la forma de un pequeño sol.
—Es de Stella, me lo prestó por un rato —informó—. Es un portal —Adara elevó su mirada—. Necesito ver a mamá y papá —La pelirroja con ojos verdes llegó a notar la tristeza que contenían los ojos de Bloom.
