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❝xxxi. why does it have to hurt so much?❞
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EL ABRAZO ENTRE PAM Y ADARA PARECÍA NO TENER FIN. La pelirroja debía volver a Alfea, pero ninguna de las quería decir adiós.
—Es hora —habló Ninfea, acercándose al dúo. Pam ejerció un poco más de presión en el abrazo, aferrándose al cuello de Adara; sin intención de dejarla ir—. Pam, suéltala.
—No quiero —murmuró en voz baja, con la voz ahogada.
Adara acarició la pequeña cabeza de la Pixie.
—Pam, escucha —murmuró hacia su Pixie—. Debo volver a Alfea y asegurarme que mis amigos estén bien —La Pixie se apartó del abrazo con el rostro decaído—. Volveremos a vernos pronto. Lo prometo —juró, observando los ojos celestes brillantes de Pam.
Adara abrazó a la Pixie, por última vez, al ver su rostro triste.
—Adara —llamó Ninfea al hada, para atraer su atención—. Creo perfectamente que sabes que no puedes mencionarle nada de esto a nadie —Adara asintió—, y tampoco sería seguro que conozcas nuestra ubicación.
—Lo entiendo —afirmó.
—Despertarás en el mismo punto dónde caíste inconsciente —exclamó Ninfea, provocando un escalofrío en la columna vertebral de Adara—. Vigilaremos que nada vuelva a ocurrir —aclaró al ver la expresión de pánico en los ojos del hada.
La pelirroja asintió, haciendo una mueca con sus labios. Era hora de volver a Alfea y quizá debió haberse quedado con las Pixies un poco más.
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