| Capítulo 5 |

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-¡Donde esta Conway!- Pregunté alarmante.
-No coge la llamada- Gustabo abrumo más la paciencia.

Mire a Jack quien jugaba con sus colegas de el colegio, volteé con Lety ella solo asintió.

Llame a los chicos con las pocas palabras que me salían, algo me detuvo..... El televisor.

"El ex integrante del CNI y CNP Jack Conway se encuentra a las afueras de la ciudad, en estado de gravedad.
Habia una persecucion y su coche fue volcado por los aires "

Mi corazón vibró tan alto que dolores terminaban con las mariposas que tenia en mi estomago.

Sin mirar a nadie salía de la casa, solo sentía las pisadas de Gustabo y Horacio.

Corría rápidamente al coche y arranqué de el.
La vista se veía nublosa, mis manos temblaban cada vez más, había prendido la radio para estar informada pero solo la esperanza terminaba cada vez más.
Pues habían comentado que era imposible de sacarlo y el coche estaba a nada de explotar por el combustible.

Miraba por el retrovisor y ahí estaban Gustabo y Horacio.

Solo subía la velocidad cada vez más, ignorando los altos, personas, coches.
Solo necesitaba de el.

Sentía el hilo jalar de mi, me necesitaba.

Nos necesitabamos tanto.

Derrapaba en la ultima curva encontrando a miles de coches policias siendo rodeados por ambulancias.

El mundo había parado, una vez más.

Pare en seco a unos metros, salía del coche escuchando a Gustabo y Horacio pedir que me detuviera.

Solo corría tan rápido como podía.
Policías federales se interponian entre nosotros.

-¡Conway!- Gritaba tratando de safarme de ellos.
-¡No puede pasar!- Insistían.
-¡Es mi esposo!- Gritaba entré lágrimas.

Armas se escucharon, Gustabo y Horacio los señalaba con ella ordenando que me soltarán y lo hicieron.

Volvía a correr hacía el.

Miraba por todos lados, solo era humo y fuego.
El combustible corría tratando de alcanzar las extremidades del coche.

-____- Se escuchó una voz demasiado baja.

Giré visualizando un grupo de paramédicos y criminólogos fuera de la carretera rodeando un cuerpo en una camilla.

-_____- Volvía a insistir la voz.
-¿Esta vivo?- Pregunté en un hilo de voz.
-Si...Pero- Respondió.

Caminaba con miedo siguiendo la inseguridad al encontrarlo.
-Esta bien, tranquila- Michelle tomaba de mi hombro asegurando que parara de caminar.

El fuego se había propagado, los policias terminaban un trabajo más asegurando la zona con codigos hablados en la radio, la ambulancia se distanció con Conway inconsciente en ella.

Gustabo y Horacio se habían dado la oportunidad de esperarme para ir todos juntos rumbo al hospital.

Regresé a la realidad sintiendo pasos atrás mios, Michelle me vigilaba.

-Te veo en el hospital- Me despedí sin mirarla subiendo al coche.
-¿____? ¿Estas bien?- Preguntó Gustabo.
-Lo estoy Gustabo, lo estoy- Aseguré tomando curso al hospital.

El camino se mantenía callado, la incomodidad no estaba entre nosotros, era un simple clima de reflexión.
De esperanza aguda necesitando la paz abrumadora.

-Baja, nosotros meteremos el coche al estacionamiento subterráneo- Índico Horacio.

Asentí bajando del coche, miraba desde lejos tratando de ubicar a los paramédicos reconocidos quienes mejor me ayudarían a encontrar donde estaba Conway.

Entré al hospital buscando a la mujer que ha sido como nuestra madre en reparar los daños que nos hacemos.

-¡Violeta!- Grité alzando la mano esperando a ser reconocida.
-Te he encontrado- Sonrío abrazandome alegremente.
-¿Conway? ¿Esta bien?- Pregunte angustiada.
-Tienes que dejar de preocuparte por el, es de piedra ¿Que no lo recuerdas?- Bromeaba señalando el pasillo por donde debería caminar.
-Una piedra dejará de ser tan fuerte que se rompería fácilmente- Susurre.
-Descuida, el se encuentra bien- Habló.

-Tiene varías puntadas, tiene un brazo enyesado- Me informó abriendo la puerta de una habitación.
-Su pulso se restableció en el trayecto de la ambulancia, por eso lo pasamos a habitación- Señalo con la mirada a Conway dormido plácidamente.
-Gracias, de verdad- Sonreí.
-Si necesitas algo, ya sabes donde encontrarme- Estaba por cerrar la puerta de la habitación.
-En realidad si necesito algo- La detuve recordando lo de Conway.
-Dime- Respondió.
-Conway...El ha tenido posiblemente ya meses que se encuentra mal, justamente hoy vino a una consulta contigo ¿Sabes algo?- Lo miraba mientras hablaba.

Violeta había guardado silencio por unos segundos.

-El esta bien- Respondió.
-¿Segura?- Pregunté de nuevo alzando una ceja.
-Si, solo es la vejez, se esfuerza de más y por ello pierde la fuerza o respiración...cosas de abuelos- Bromeaba al final.
-Entiendo, pero aún le queda el dicho- Sonreía mirándolo de nuevo.
-Mientras el vino este viejo aún mejor sabra- Reíamos juntas.

Nos despedimos con un abrazo dejandome sola con el señor de piedra.

Me había quedado estática frente a la puerta pensando en lo que había pasado, pasando de la felicidad a la angustia.

-Tienes un esposo en el hospital y bromeas con un absurdo vino- Susurró irónicamente.
-Tienes una esposa he hijo esperandote en casa y tu jugando a policias y ladrones, deberías de jubilarte ya- Respondía de la misma manera.
-Jubilate de las carreras entonces, por que ya rechinan las llantas cuando te subes a un coche- Sonreía con cautela.

Me había quedado sin respuesta.

-Conway 1....____ 3, estoy a nada de tener la delantera- Hablo emocionado.
-Nadie me gana Conway- Sonreí sentandome aún lado de el en una pequeña silla.
-Si lo sé, dejame soñar- Suspiró.
-Bien- Respondía.

-Perdón por haber aurrinado el cumpleaños de nuestro hijo- Habló apenado.
-Descuida, el esta bien, se quedo con los demás- Asentía asegurando seguridad entre nosotros.
-Te amo- Estiraba su mano esperando a la mia.
-Te amo- Juntaba nuestras manos.

Se podía decir que la lealtad estaría en la enfermedad, las mentiras llegan a dos finales, miles de promesas se pondrían romper.
¿Por que sacrificar toda una lealtad en la realidad que siempre se deseo tener?
El amor llega a ser tan importante en la vida de alguien que toma se su propia sangre para asegurar el hilo rojo que juntan dos almas; dejaría su alma eterna como un escudo en su media naranja sin importar que pasaría.
Sacrificando su dolor e impulso en terminar toda una vida de lujuria de amor y compresión en una sola noche, pues no sabría si su enfermedad lo dejaría despertar para mirar una vez los ojos de la persona que lo había salvado de la muerte tantas veces.
Termino firmando un contrato con la misma muerte, llevandose su alma sin que la otra se diera cuenta.

No estaba seguro de como terminaria pero estaba seguro de la decisión que había tomado.
¿Tenia miedo? El miedo te hace más seguro, te alienta al final que quieres, te hace más poderoso.

La historia continuaba su curso, solo que el tomaba su voz como un nuevo narrador empatizando el amor que le tenía y todo lo que haria para no lastimarla.

ʜᴀsᴛᴀ ϙᴜᴇ ʟᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ ɴᴏs sᴇᴘᴀʀᴇ  | ᴊᴀᴄᴋ ᴄᴏɴᴡᴀʏ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora