ATLANTIS

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Narra Bruce:

Para llegar al mar más cercano a Atlantis había que cruzar el país entero y así poder llegar, específicamente, al bar donde Arthur Curry suele estar cuando sube a la superficie. Karen me contó toda su historia y visiones de camino a Atlantis. Debo admitir que sentí mucho miedo; Karen mencionaba la destrucción de las diferentes tierras, y aún siendo ella una diosa, sonaba aterrorizada. Entre plática y plática, llegamos al bar. Deje el aerodeslizador no tan lejos de la playa y en modo invisible.

Salimos con ropas para clima cálido, bueno, Karen era quien llevaba una falda larga y un top y unas sandalias doradas; yo llevaba unos jeans negros y una camisa a medio abotonar y tenis. Caminamos hacia el bar, nos sentamos en una mesa y pedimos dos cervezas, a veces envidio de que a Karen no le afecté el alcohol. Esperamos a que Arthur llegará, y llegó.

—Dame una jarra de cerveza—dijo en tono intimidante, bueno, todo él es intimidante.
—Como desees—dijo el bartender, sin miedo, parecía acostumbrado a esta actitud. Arthur vio detenidamente el lugar, y luego me vio a mi, él sonrio para luego caminar a la mesa.
—Creí que habías muerto—dijo sentándose a la par mía.
—¿Lloraste por mí?—dije en tono burlón para luego tomar un poco de mi cerveza.
—No, idiota. Estaba feliz de saber que no volverías tu y tus ideas—dijo él, luego vio a Karen. —¿No es muy joven para ti?
—Es una amiga, trabajamos juntos—dije, Karen analizaba a Arthur.
—Oh, ¿de cuál de todos tus trabajos?—dijo con una ceja alzada.
—Del trabajo que nadie sabe—dijo Karen hablando al fin. —Karen Danvers—dijo ella extendiendo su mano.
—Arthur Curry—dijo apretando su mano, luego hizo un gesto de dolor. —Eres fuerte, quizá demasiado.
—Luces sorprendido—dijo Karen sonriendo. Arthur rodo sus ojos.
—¿Qué los trae por acá? La cerveza seguro no—dijo riendo. El bartender interrumpió para darle la jarra de cerveza a Arthur, él le agradeció y cuando se fue, Karen hablo.
—Sé de tu vida bajo del mar—dijo Karen, a Arthur se le borró la sonrisa. —Yo tengo poderes similares, sólo necesito saber dominarlos.
—Mira, Danvers, las únicas personas que me preocupan tienen branquias—Arthur detuvo su discurso cuando Karen tocó su mano, vi como los ojos café de Karen se tornaron azules. Pasado unos segundos, Karen soltó su mano, sus ojos volvieron a su color natural.
—¿Ahora lo comprendes?—dijo ella.
—¿Qué acabo de ver?—susurro Arthur. —¿Cómo es eso posible?
—Es un futuro en otra tierra. Si acabamos con el Titán, nuestra tierra y reinos estarán a salvo—dijo Karen. —Eres el único que me puede ayudar a controlar mis poderes, y lo sabes.
—¿Cuándo iniciamos?—dijo Arthur.
—Ve por el otro sujeto y me enseñas todo lo que deba saber—dijo Karen. Los tres sonreímos.

Había pasado casi seis horas. Habíamos entrado al mar, Karen me había hecho una especie de burbujas de aires y las había colocado en mis fosas nasales; así es como ella y yo podíamos respirar bajo el agua. Arthur intentaba que Karen logrará comunicarse con los animales, pero no pasaba nada. Salimos a la superficie, Karen estaba molesta y agotada. Arthur la siguió, no sin antes suplicarme que los dejará solos.

Narra Karen:

Subí a la superficie, necesito aire, aire de verdad. Por más que intentará hablarle a los peces parecía que ellos me ignoraban, no puedo hacer nada y el tiempo está en mi contra. Finalmente, lloré.

—Pensé que sólo los humanos lloraban, nunca creí ver a una diosa llorar—dijo Arthur sentándose a la par mía.
—Lamento decepcionarte—dije limpiando una lágrima.
—A veces llorar es necesario—dijo Arthur.
—El tiempo se me está acabando—dije con voz temblorosa.
—Aún hay tiempo. Déjame ayudarte.
—No, he estado intentando hablarle a un maldito pez por horas, ni siquiera los más pequeños me hacen caso—dije llorando. Él me abrazo.
—Si lloras, ves borroso y tu misma te dejas ciega.
—No lo lograré.
—Lo vas a lograr—dijo él dándome una palmadita en la espalda. Sonreí. —Ahora ve a la orilla y llama a un pez

Reuní fuerzas para ponerme de pie, me acerque a la orilla del muelle. Bruce estaba ahí, me vio y sonrió, luego se fue con Arthur. Cerré mis ojos y respire profundo, anule todo sonido existente y me concentre en el sonido del mar, escuche incluso lo más profundo del océano. Abrí mis ojos, sentí el cambio de temperatura en mi piel y en mis ojos, sentí cada parte de mi cuerpo abrirse al mar. Tomé aire, y sólo pensé en llamar a los animales. Pude escuchar el sonido de aletas, la respiración de los seres marinos, de un momento a otro, habían delfines saltando por toda la costa y haciendo su famoso canto. Los peces se habían acomodado de a montones a la orilla del muelle, los tiburones estaban detrás de los delfines, las orcas se asomaban, y una preciosa ballena azul dio el espectáculo más asombroso que alguna vez pudiera ver. Los animales repetían a coro «Atendemos tu llamado». Arthur y Bruce se acercaron y me vieron con mucho orgullo. Arthur les ordeno retirarse, pero, primero agradeció el que hubieran atendido el llamado. Eran casi las 8:00pm, Arthur nos ofreció instalarnos en la antigua casa de su padre. Paso la noche y comenzó una nueva lección

—Bruce dice que dominas los cuatro elemento—dijo Arthur.
—Así es.
—¿Puedes generar tormentas?
—Una vez hice llover para apagar un incendio, y puedo generar tornados.
—¿Qué hay de los terremotos o tsunami?
—Nunca lo he intentado.
—Ahora lo harás—dijo Arthur. —No domino los cuatro elementos, sólo uno: el agua. Me funciona para crear tormentas o hacer tsunamis. No sé como funciona la tierra, pero sí el agua. Tu eres inteligente, si sabes de agua descifraras la tierra—dijo Arthur sonriendo.
—Estoy lista-dije sonriendo.

«Hacer llover es igual que generar una tormenta, pero requiere más fuerza. En el agua, debes generar un movimiento tan grande, parecido al de una placa tectónica, así lograrás un verdadero tsunami» Dijo Arthur a través del vínculo telepática que yo había establecido.

Arthur hizo una demostración, no tan destructiva, pero lo suficiente para que las personas de la superficie se asustaran. Arthur me vio, supe que era mi turno. Cerré mis ojos, me concentre en el mar y en sus movimientos, comencé haciendo pequeñas olas, luego estás se intensificaron hasta que Arthur me pidió que me detuviera; sonreímos. Al salir a la superficie pudimos ver a un Bruce enojado.

—¿Te asusta el agua?—dijo Arthur en son de broma.
—Son las 6:06 am, van a matar a la gente del susto—dijo Bruce molesto.
—Espera la tormenta, con truenos y relámpagos—dijo Arthur.
—Dirán que está embrujado—dijo Bruce mirándonos.
—Eso dijeron ayer al verte, Wayne—dijo Arthur. Ambos reímos, Bruce nos lanzó una mirada asesina.
—Ja, ja, ja—dijo Bruce sarcástico.

Desayunamos en la casa de Arthur. Fueron huevos revueltos con frijoles, queso y tomatada, pan tostado y café. Luego de eso, Arthur me enseño a hacer una tormenta y a como invocar truenos y rayos a través de la fuerza del agua. Entre entreno y entreno, se nos dieron las 2 de la tarde.

—Es todo lo que puedo enseñarte, Kaur. El resto lo conoces y lo dominas—dijo Arthur.
—No imaginas lo agradecida que estoy contigo—dije sonriendo. —El Titán invadirá esta tierra pronto, tu ayuda y la de Atlantis sería muy valiosa.
—Mientras la crisis no toque a Atlantis, no podré darte el apoyo que deseas—hizo una pausa. —Podré luchar contigo, Kaur. Pero si el enfrentamiento se pone feo, mi lugar es con mi pueblo, es con Atlantis.
—El Titán atacará tierra, agua y aire, Aquaman, no quedará ni un sólo estanque para gobernar—dije muy seria.
—Entonces, cuenta conmigo, y con mi pueblo—dijo Arthur extendiendo su mano.
—Gracias—dije estrechando su mano.
—Steel, tenemos que irnos—dijo Bruce desde el aerodeslizador.
—¿Steel? Es un buen nombre, fuerte como tu—dijo Arthur.
—Aquaman tampoco esta mal—dije sonriendo. 

Subí al aerodeslizador y nos dirigimos a National City.

Las últimas hijas de Krypton: La favorita de Rao. [P.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora