Anécdota

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Llegó de nuevo, como esperaba, solo Izuku estaba ahí, lo que la calmó un poco.

Se acercó y se sentó al lado suyo.

- Izu, Izuku, despierta -  movía su cuerpo mientras susurraba con dulzura

El chico abrió los ojos lentamente, sintiendo la molestia por la luz del foco que alumbraba el lugar.

- Momo, ¿eres tú? - 

- Sí, Izuku, soy yo -  se sentó al lado suyo, poniendo el vaso de agua en su mano

- Ah, sí, el agua, gracias -  dijo, tomándolo con más fuerza para beber la  - ¿Qué era esa limonada? -  se levantó un poco y abrió con dificultad los ojos, encontrando el rostro preocupado y algo frustrado de la azabache.

- Es mejor que te enteres de una vez, en éstas fiestas bebemos alcohol escondido o en secreto, ya que lo mezclan con las bebidas o refrescos -

- Ustedes lo sabían desde el inicio? -

- No -  rió  - La primera vez, todos nos emborrachamos de la peor manera, toda clase 1-A despertó aquí, nos duchamos aquí y salimos para la Academia desde aquí, nuestros..., los padres de todos se preocuparon demasiado pero ya allá les llamaron y los calmaron un poco, aún así fue genial -   sonrió

- Vaya, que cosas -  bajó un poco su mirada, recordó que había dormido, lo que hizo exaltarse.

- Momo, qué hora es? -

- Las nueve y media, ¿por qué? -   preguntó

- ¿¡Nueve y media!? No puede ser, tengo que irme! -  se levantó de repente pero su cabeza aún estaba mal, por lo cual, casi cae.

- Pero, supongo que no puedes llegar así, de verdad que tomaste mucho -  rodeó su propio cuello con el brazo del chico.

Se quedó pensando un momento, salió por una puerta a la sala principal de la casa, subió las escaleras ayudándole, no tardaron mucho en llegar al cuarto extra.

Entraron, Izuku se recostó en la cama, se comenzó a sentir peor.

- Creo que le llamaré a mamá, le diré que dormiré acá -  tomó su celular

- No, no la preocupes de más, mejor vete quitando la ropa, te quitarás la ebriedad de una buena vez -  le arrebató el teléfono y se dirigió al baño, abriendo la llave del agua fría.

Regresó a donde estaba. No se movía.

- Izuku! -  insistió

- Me siento demasiado mal, déjame así, ven...recuestate conmigo -

Sus pupilas se dilataron, ese monstruo sanguinario, lleno de deseo y lujuria quería tomar el control y seguir sin ninguna duda sus peticiones.

Su mente recordó las palabras de Shoto. Debía pelear contra aquél monstruo.

Se acercó de nuevo a él, levantándolo con cuidado.

- Vamos, llegarás a tu casa como si nada -  lo llevó al baño

Lo sentó en una pequeña barda que ahí había, comenzando a quitar su playera, los zapatos, calcetines y su pantalón.

- Reacciona, quiero que reacciones - pedía

- De verdad que...eres linda -  dijo, aún perdido en la honestidad

Momo frunció un poco el ceño de forma triste y conmovedora al escucharlo hablar, se acercó lo suficiente como para besar sus labios de una forma enternecedora.

Al estar en ese momento, tomó el valor necesario para ser la Momo Yaoyorozu que era para él y quitó la ropa interior del cuerpo del chico, manteniendo contacto visual fijamente para no alterar nada.

- Tus ojos...son muy hermosos -  sonrió, pero, al sentir el agua fría empaparlo reaccionó, cambiando su tez a un rojo muy intenso.

Al notar eso, la azabache lo soltó y cerró la pequeña puerta de la regadera.

No podía creerlo, había actuado como esa Momo que siempre quiso ser, siempre.

- Sal cuando te sientas mejor, Izuku - le dijo detrás de la puerta para salir del baño por completo.

Esperó sentada en la orilla de la cama, perdiendo su mirada en la puerta, de verdad que estaba sorprendida, lo había logrado.

La puerta del baño se abrió, Midoriya salió con una mejor cara, sonriendo como de costumbre. Se dirigió donde Momo y se sentó a su lado.

- Gracias por eso -

- No hay de qué -  dijo y se levantó, buscó algo en el armario de esa habitación, sacó un secador de cabello y lo conectó para secar la humedad del cabello del chico.

Al terminar dejó que lo peinara por sí mismo para verse realmente renovado.

Momo se sentó en su regazo y lo abrazó del cuello, poniendo su ser nervioso. Lo miró por unos leves momentos con una sonrisa un tanto forzada.

- ¿Qué pasa? -  preguntó

No dijo nada, solo se acercó para besar su boca nuevamente. Ésta vez, de una forma dulce y tranquila.

- ¿Te gustan mis besos? -  preguntó al separarse un poco

- Yo..eh..., sí, tal vez -  confesó

- ¿Qué harías si te besara otra chica? -  preguntó, mostrando su corrosión emocional a tales recuerdos recientes

- Tal vez, entro en shock -

- Pero, lo aceptarías? O te con formas con mis besos? -  preguntó

A puro instinto, él mismo se acercó para besar los labios de la chica, tardando segundos que parecieron minutos. El corazón de Momo aceleró.

- Mmm, yo creo que..., prefiero tus besos sobre todas las cosas -  confesó

Ella sonrió, lo abrazó con felicidad.

- Te amo, Izuku -  dijo a su oído para hacerlo sonrojar un poco

- Y creo que yo a ti también te amo, Momo -  bajó la mirada, avergonzado.

El cuerpo entero de la azabache se estremeció, lo que provocó que un gemido muy débil se articulara en su boca. Mientras que internamente, su lucha continuaba por ser esa chica que siempre soñó.

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