Momo Yaoyorozu

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El implante ya no estaba, el daño en el hueso craneal fue sustituido por otra parte de hueso para que igualmente su cerebro se regenerase. No era nada grave...pero tenía que recuperarse.

Pasó una semana entera en reposo y casi no despertaba para nada, solo para saber el día y la hora. Se sentía cansada y mareada pero nada grave. Se sintió tan aliviada al saber que Dabi y Shigaraki fueron capturados que lloró de felicidad, ese miedo y ese monstruo había desaparecido.

Nadie iba a verla, lo que la hacía sentirse mal a veces pero al mismo tiempo le daba tranquilidad. Recordaba todo lo que hizo y a veces lloraba por ello, lamentándose, sin embargo se sentía felíz por el hecho de tener su propia personalidad original como antes. Le alegraba bastante tener más recuerdos buenos que realmente cometió a que recuerdos oscuros a los que fue obligada a cometer.  Cada que respiraba, se sentía liviana y alegre. Le fascinaba volver a ser ella misma.

Tocaron la puerta de su habitación, volteó la mirada pare ver de quien se trataba, sonrió al ver a Mina.

- ¿Cómo estás Yoyo? -  preguntó sonriendo

Momo igual sonrió

- Bien, mejor que antes, gracias -  respondió

- Me alegra, perdón por no venir antes pero los profesores nos mantuvieron muy ocupados para no pensar en ustedes -  se acercó y se sentó en la orilla de la cama

- No te preocupes, está bien - 

Se quedaron viendo un rato, Mina se sorprendió.

- Vaya, realmente pareces una persona completamente diferente, no sé como antes no me percaté de tu cambio -  sonrió

- Me alegra no haberte hecho nada malo -  tomó su mano con alivio, Ashido sonrió

- No te angusties más por eso, ya eres tú y eso es lo que importa - 

- Aún así debo alejarme un poco de ustedes, pienso cambiarme de escuela -  confesó, bajando un poco su mirada

Mina entristeció su mirada.

- Pero...Momo - 

- Es lo mejor Mina, tanto para ustedes como para mi, no te preocupes, volveré cuando sienta que estoy bien del todo para afrontar verlos a la cara a todos -  sonrió triste

- Pero te vas a despedir, verdad? -  una voz extra entró en la conversación, Momo la reconoció de inmediato y dirigió su mirada a ficha persona. Se lamentó tanto por verlo así.

- Izu..ku -  pronunció entre lágrimas y voz arrepentida

El chico se acercó con dificultad y quedó al costado de la cama, mirando a la azabache con una sonrisa.

- No te preocupes, te perdono por todo y si crees que alejarte nos hará bien a todos, está bien, pero te esperaré por mucho tiempo -  acarició su mejilla, la cual comenzaba a mojarse de lágrimas saladas.

Mina sonrió y decidió salir por el momento mientras ellos se despedían.

- Te irás saliendo de aquí? -  preguntó

- Sí, es lo más seguro - 

- ¿A dónde? - 

- Eso no importa -  bajó la cabeza

Izuku sacó algo de su bolsillo de la chaqueta que tenía sobre aquella bata celeste, sacando un corazón, aquel corazón que recibió de la azabache los primeros días de clase.

- Sé bien que quien me dio esto fue una Momo real, una Momo que yo sé que realmente sentía algo por mi -  sonrió, la azabache copió su  gesto

- Aún siento eso, Izu, y con mucha fuerza pero..., debo irme por un tiempo -

- Lo sé, es difícil pero no importa, te esperaré -  le sonrió el pecoso, tomando su mano 

Momo derramó varias lágrimas

- Igual te extrañaré, pero cuando regrese podremos estar juntos...de forma correcta -  entrelazó sus manos, Izuku sonrió 

Les costaba separarse, al fin y al cabo realmente resultaron por enamorarse uno del otro con mucha fuerza a pesar de todo. Yaoyorozu se acercó al chico y rasgó dicha bata, rompiéndola pero dejando ver el pecho de Midoriya, lleno de cicatrices y moretones. El pecosos sonrió

- Lo superarás, no te culpes -  dijo y tomó de nuevo una de sus manos para esta vez poder abrazarla mientras lloraban en silencio

- Te amo -  pronunció la azabache, por primera vez de forma completamente sincera

- Te amo -  repitió el pecoso para luego separarse y despedirse uno del otro con un verdadero beso, uno real, uno tierno y reconfortante. No querían un final para tremendo momento, los recuerdos comenzaron a atacarlos, sintiendo dolor en sus pechos y tristeza en sus ojos. Finalmente la falta de aire los obligó a separarse. Se sentía genial así que volvieron a juntar sus labios una vez más hasta que Izuku tomó el valor para aceptarlo, separarse y salir de la habitación de la azabache. Siendo esa la última vez que la vería. 

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