Desidia

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Izuku cargó a la castaña y salió de aquella mansión directamente al hospital para que atendieran a la chica. Su angustia crecía y sus lágrimas querían salir a causa de la impotencia que sentía al no poder haberse liberado antes.

- Trata de no dormirte -  decía a la chica en cuanto la oía quejarse o suspirar con cansancio

Corría lo más posible que podía para evitar que Uraraka desfalleciera así, se sentía tan culpable y triste, no tardó más en llegar al más próximo. 

- Te quiero, Izuku, gracias -  susurró antes de que la aceptaran y la llevaran dentro de las salas de operación y demás.

Internaron a la chica y avisaron a sus padres, Izuku explicó que había sido un asalto, no quería decirles la verdad para que no se exaltaran y sacaran a Ochaco de la U.A, es decir, es una de las personas que le mostraron una amabilidad enorme al  ser alguien normal y común, no quería dejar de verla.

Salió del hospital y comenzó a caminar de nuevo a la casa de Momo con bastante tristeza, no quiso golpear a Momo así pero si no la detenía  Uraraka hubiera resultado con heridas más graves. Comenzó a llover, eso hizo crecer más aquella depresión. Miraba el cielo nublado y las nubes grises, se sentía perdido y en constante peligro, con una necesidad enorme de gritar y correr lo más lejos posible de ahí, olvidándolo todo y después buscar la manera de llevar a su madre consigo.

Un empujón lo hizo prestar atención, alguien lo había interceptado de una manera bastante brusca, chocando su espalda con una pared cerca de algún edificio.

- ¿Qué quieres? -  preguntó al no reconocer aquel rostro 

- Pagarás caro por lo que hiciste -  dijo aquella persona  - Te crees muy seguro de ti mismo o tal vez no pero entérate de que me encargaré de que cada día de tu vida sentirás siempre terror y miedo -  su voz era tan áspera y espeluznante al decir eso.

De inmediato Izuku sintió ese miedo, sintió algo rozar su brazo sin mucha presión, pensó al principio que era algún arma pero no sentía dolor, así que no era eso.

- Trátala con cariño - 

Dijo y lo soltó para después desaparecer. Al estar solo por completo dejó salir algunas lágrimas de impotencia y frustración, ¿por que le tenían que pasar esas cosas? primero la soledad, luego las burlas y por último una amenaza de muerte por una chica que le hacía confundirse.

Llegó poco  después, Momo ya había despertado, entró normalmente por la puerta, llamando la atención de la misma. 

- ¡Izuku! -  se acercó, el pecoso solo esperó el golpe, cerrando los ojos se lamentó

Al no recibir ningún impacto abrió los ojos, encontrando el rostro preocupado y lloroso de Yaoyorozu.

- ¿Te hice algo? -  preguntó quebrantada

- Me golpeaste en la cabeza con un tabique y heriste a Uraraka casi de gravedad -

- ¿Uraraka vino? -  preguntó triste, sus ojos eran normales y puros, tal vez el golpe que le dio...hizo algo en lo que le controlaba.

- Sí, pero descuida, ya está bien -  dijo bajando la mirada para luego ser sorprendido por un calor bastante acogedor gracias al abrazo de Momo

- Perdóname, no sé lo que hago, te juro que no quería... -  lloraba 

Midoriya correspondió su abrazo para consolarla, si lo que especulaba era verdad tendría que aprovecharlo.

- Momo, alguien controla tu mente -  dijo

Sus ojos se abrieron de más y sus pupilas se contrajeron 

- ¿Qué? -  preguntó sin soltarse de él

- Alguien controla tu mente, al igual que tus actos -  esta vez la chica se separó por completo, sorprendiéndose bastante

- Sospechamos que puede ser Toga y alguien más -  no se guardaba nada, Momo quedó atónita, miró el brazo de Midoriya, tenía algo escrito,levantó la manga de su playera; "DABI" ¿Dabi? Le sonaba el nombre pero no lo ubicaba con facilidad. Tomó su celular y decidió tomar una fotografía donde se apreciara de pies a cabeza. 

Su mente comenzó a pensar, se sentía extraña, ¿acaso era la primera vez que pensaba realmente como Momo Yaoyorozu? Parecía que sí.

Tal vez Toga y ese tal Dabi tenián que ver con su control mental y evidentemente del daño que estaba haciendo a los demás, ¿entonces todo este tiempo...? ¿Todos esos tres años estaba siendo controlada?

Miró sus manos y le llegaron los recuerdos de las personas que había matado y dañado, se desplomó en el suelo, con los ojos cristalinos y las manos temblorosas. Veía ese color rojo brillante, sabía que se sentía bien pero mató a tres inocentes, dos de ellos eran sus padres, comenzó a llorar.

- ¿Por qué? ¡¿Por qué yo?! ¡¡¿Por qué a mi?!! -  replicaba

Izuku de nuevo fue para consolarla con un abrazo. Tenía que hablar de eso con el grupo.

- No te preocupes, seguro lograremos salvarte de esto -  susurró 

La azabache se aferró a los brazos de Midoriya, demostrando su arrepentimiento y miedo al no saber exactamente que o quienes la estaban manipulando para cometer crímenes.

- Pu...Puedes cambiar tu ropa, a...arriba está el cuarto de mi...padre...pue..puedes usarla -  dijo

- Está, bien, gracias -  la ayudó a levantarse para después ambos dirigirse hacia la planta alta.

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