Apariencias

Mokita

Momo decidió faltar a la primera clase, tenía que planear bien, ir pensando en como tendría que actuar.

Se fue hasta la planta más alta, la azotea, se sentó en el piso, sacó una libreta, una pluma para comenzar a garabatear en ella mientras su mente trabajaba.

Tsuyu era buena compañera, ayudaba a quien quería o le pedía ayuda. Sin embargo, no es tan cercana a todos; por otro lado, Uraraka es todo lo contrario. Tiene acercamiento con todos y cuando alguien nuevo llega siempre está al pendiente de él o ella.

Eso molestaba a Momo, ella fue la primera en mirarlo cuando todos los demás hablaban, ella era quien debía estar a su lado no al de Ochaco.

- Te apresuras demasiado, otra vez -  la voz de Kyoka la sacó de su pensar

- ¿Por qué no aprendes? Eso no te dejó nada bueno y lo sabes -  insistía

- Calla y déjame pensar -  respondió

- Momo, por favor, reacciona, todos sabemos que nada bueno sale de lo que haces! ¡Si te aferras de nuevo con alguien, terminarás peor que antes! -

- ¡Déjame en paz! -  replicó con ojos cristalinos

- Deja de buscar soluciones donde solo hay problemas a punto de explorar y si no lo harás, entonces deja de fingir ser una acendrada -  sin más que decir, se levantó y se alejó de ella.

Pocas y diminutas lágrimas salieron de los ojos de la azabache, aquellos malos recuerdos la molestaban. Era verdad, le mintió a todos sus compañeros con que ya estaba bien, que ya era otra persona, menos compulsiva pero no era así.

Su único consuelo era que nadie sabía exactamente quién era el responsable de la "desaparición" de Mineta.

Abrazó sus piernas y lloró un poco más, Momo odiaba vivir en un mundo de mentiras pero ella igual mentía a los demás.

Deseó nuca haber descubierto la verdad pero deseaba ser libre de esa odiosa persona.

Hace años ya no se manchaba las manos de sangre, pero hace pocos días lo volvió a hacer, revelando para sí el tipo de persona que era. Un monstruo, ese monstruo que odiaba, que toda la clase 1 - A temía, ese monstruo que hacía desaparecer a la Momo Yaoyorozu que era en verdad.

Todos sus actos tenían una razón, pero ya no más. Se había deshecho de su supuesta tía, descubriendo su permanente soledad, soledad la cual no permitiría crecer. Necesitaba a alguien con ella y no encontró mejor candidato que el chico nuevo.

Sí, era cierto, eso no le dejará nada bueno...pero al menos ésta vez engañaría a sus compañeros y a toda la academia si hacía falta.

La razón de no tener amigos, era clara, todos al enterarse de lo que era capaz no podían brindarle confianza y ella lo sabía. Solo que al parecer todos crearon un pacto, creando así una mokita permanente.

Al razonar y analizar todo eso suspiró, la única que le brindaba consejos de detención era Jiro, a pesar de no llevarse tan bien siempre buscó la manera de ayudarla sin importarle en cuantas ocasiones su vida corrió peligro a manos de su compañera. No deseaba admitirlo pero por dentro, Momo se tenía un odio enorme.

- ¿Recapitulando? -  Todoroki llegó en su búsqueda

Momo levantó la cabeza, mostrando su rostro y su libreta llena de lágrimas.

- Sí...de nuevo -  contestó con un sollozó, limpiando sus lágrimas.

- ¿Por qué te aferras a seguir con eso? No es bueno para nadie - 

- Solo....solo quiero a alguien que sepa...como entenderme y ayudarme en serio -  recostó su rostro en sus rodillas

- Sabes que cualquiera te ayudaría, pero no lo permites, ¿entonces cómo quieres que eso pase? Si vas tras el chico nuevo lo perderás con facilidad, y terminarás perturbándolo -

- A veces pienso...que se parece a ti -  dijo

Shoto volteó a verla, algo confundido.

- Tú eras igual de considerado y alegre conmigo -  lo miró fijamente, él solo desvió la mirada.

Momo se levantó y se acercó, abrazando al chico, rodeando su cuello.

- Lamento mucho haberte dañado, por favor Todi..., perdóname - 

Se creó un silencio increíblemente tenso, Todoroki se quedó sin habla por unos momentos.

- Vaya, así que esa...es la verdadera Momo -  dijo al aire  - Sabes...que yo te perdone hace mucho pero, eso no quita que te sobrepasaste y que ya no confío en ti -  tomó sus brazos y la separó

- Créeme que yo sí te hubiera ayudado, créeme que sí -  quitó algunas lágrimas de su rostro, acariciando levemente sus mejillas
- Pero ya no -  se levantó y se fue

- Claro que me importas Momo, porque a pesar de todo, estaré al pendiente de lo que haces para que nadie más...acabe como Mineta -  dijo a la distancia para luego desaparecer

La chica se quedó ahí, la verdadera Momo se arrepentía de haber convertido a un buen chico como Shoto en su cómplice. Lo lamentaba.

Sin embargo, su plan ya se estaba trazando y cuando eso pasa, dicho monstruo dentro de ella no se detendría.