DEXEN -(Un Amor Tóxico) [+18] © COMPLETA✅

22. "Todo va a estar bien"

El olor a alcohol me hace moverme instintivamente y arrugo la nariz a causa de olor fuerte que me invade el orificio nasal.

Parpadeo un par de veces hasta que por fin logro enfocar la vista en el ¿techo? Y hay un ligero movimiento a mi alrededor.

¿Qué pasó?

¿En dónde estoy?

—Ya volvió en sí —dice una voz masculina.

Y es entonces, cuando me permito girar el rostro hacia él. Es un chico con aspecto joven. Tiene el cabello azabache bien peinado de lado y lleva puesto un uniforme de... Parámedico.

Entonces, el recuerdo vuelve a mí.

Dexen...

Imágenes de lo sucedido se producen en mi mente de manera rápida.

Oh, por dios...

Observo a mi alrededor, y deduzco lo que está pasando ahora mismo.

—Te estamos llevando al hospital —dice una voz femenina, y el dueño de ella aparece en mi campo de visión—. Sé que tal vez no es necesario ya que fue un desmayo. Pero, estás muy pálida y, no está demás hacerte un exámen médico.

—¿Qué... Qué pasó con él? —hago caso omiso a lo que me dijo.

La chica con aspecto jovial y amable frunce ligeramente el ceño.

—¿Él? —por un momento parece no entender nada, pero rápidamente, agrega—: Ah, él... Eh, el SEMEFO se encargará de eso, no puedo darte más detalles al respecto. Lo siento.

**

Después de un largo rato de estar aquí y pensar que me iban hacer pruebas... En realidad ni sé cómo funciona esto. Pero lo que realmente hicieron fue solo sacarme una muestra de sangre.

Eso me confundió un poco, pero me dijeron que el procedimiento no iba a tardar mucho, que pronto me darán los resultados, así que, lo único que quiero es irme ya de aquí, e intentar averiguar lo que pasó con él.

Se me hace raro llamarlo así porque ya no está más aquí...

He tratado de no llorar más.

Pero me ha sido inevitable.

Y después de unos minutos más la puerta se abre y aparece un doctor con bata blanca y un sobre en la mano.

—Hola, Micaela. ¿Ya te sientes mejor? —pregunta.

¿Qué si ya me siento mejor?

Siento que su pregunta es una burla para mí.

Pero después de unos segundos de contacto visual con él, aparto la vista y no respondo.

Antes de que él pueda hablar, la puerta es tocada. Sin embargo, yo no me molesto en apartar mi vista de la pared de la habitación.

—Adelante —dice él.

—Hola —dice la voz que por ahora reconozco y justamente volteo a verla.

—¿Qué haces aquí? —mi tono de voz es molesta.

Y ella al escucharme parece ligeramente avergonzada, pero eso no le impide decir—: solo quería saber si ya estás mejor. Y... —observa el doctor, y no dice más.