3. "Encerrada"

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Dexen da unos pasos situándose en frente de mí.

—Levántate —ordenó.

Alcé el rostro, y lo miré con todo el odio que pude imprimir en la mirada. No le hice caso. Para ese entonces ya estaba sentada en mis pantorrillas. Porque mis rodillas ya no aguantaban.

—¡Levántate! —volvió a ordenar. Pero tampoco le hice caso.

Entonces se inclinó y me tomó de los brazos, haciéndome levantar de manera brusca.

Antes había soñado con intercambiar palabras con Dexen, que me hablara, aunque sea con cosas de la preparatoria . Al menos quería un saludo de mano. Había fantaseado con eso. Y… con algunas cosas más. Pero jamás me pasó esto por la cabeza.

Y ahora me estaba tocando, pero no de la manera en la que yo quería. Y desearía que no lo hiciera.

—¡Suéltame! —siseé.

Me sacó a rastras de la habitación. Forcejé. Pero no logré hacer nada. Él era más fuerte que yo. Pasamos por un pasillo largo, doblamos a la derecha. Luego subimos a una escalera, luego a otro pasillo. Y finalmente minutos después nos detuvimos enfrente de una puerta pero solo unos segundos para que él pudiera abrirla. Pero sin soltarme.

Cuando pudo desplazar la puerta hacia adentró, forcejé, porque no quería entrar.

—¡Entra! —me empujó. Obligándome a entrar y luego, otro empujón más hacia la cama. Cayéndome boca abajo. Lo escuché cerrar la puerta.

Logré voltearme y quedarme boca arriba. Tomé impulso y pude quedarme en una posición sentada.

La habitación, parecía una recámara. Había burós a cada lado de la cama. Un armario. Una puerta, y supuse que tal vez era el baño, y un ventana.

¿En dónde estamos? ¿De quién es está habitación?

El enojo que había sentido minutos atrás se esfumó y fue reemplazado por el miedo.

Se volteó. Y cuando lo hizo alzó una ceja.

—¿Que-é me vas hacer? —susurré mirándolo.

Me iba a… ¡no! No quería ni imaginarlo.

Me ignoró recargándose en la puerta. Metió la mano en el bolsillo de su jean.

Y…

Sacó una cajetilla de cigarro.
Tomó un cigarro llevándose a los labios, posteriormente guardó la caja en su bolsillo y luego sacó un encendedor. Lo prendió quemando el cigarro que estaba entre sus labios. Guardo el objeto.
Entonces inhaló con profundidad. Para luego exhalar el humo blanco.

¿Qué?

¿Dexen fuma?

Eso tampoco me había pasado por la cabeza.

¿Es real?

¡Dexen está fumando!

No lo puedo creer.

—No te voy hacer nada si tu no haces nada —habló, minutos después con voz tranquila. Como si estuviésemos teniendo una conversación trivial. Sin importancia.

¿Qué le pasa?

—Entonces déjame ir —rogué.

Negó y volvió a sacar humo en la boca.

El olor a cigarro, a tabaco llegó a mí. Lo sentí desagradable. Y arrugue la nariz.

—No puedo. No puedo dejar ir lo que ya es mío —dijo, llevándose nuevamente el cigarro a los labios.

—¿Tuyo? —fruncí el ceño. Espera... ¿Estaba diciendo que yo soy suya? ¡¿Qué mierda?!— Yo no soy tuya.

—Lo eres desde que impedí que te mataran.

—No te pedí que intervinieras por mí —siseé.

Me estaba enojando su forma de hablar de como si no pasara nada.
Me observó. Vi enojo chispear en sus ojos.

—Deberías de agradecerme —siseó también.

—¿Agradecer qué?, ¿Que me hayas secuestrado? ¿Que me estes encerrando en ésta habitación?

—Yo no te secuestré —apretó la mandíbula.

Se estaba acabando el cigarro. Dejó caer al piso lo poco que quedaba y lo aplastó con el pie.
Tenía puesta una bota de combate. Un jean y una sudadera con capucha. Totalmente diferente a como lo había visto vestir antes.

—¿Ah, no? ¿Y cómo explicas que estoy aquí?

—Solo te salvé el pellejo por unos días más.

Se acercó a mi, le sostuve la mirada por unos segundos. Se pasó el dedo pulgar por el labio inferior aplastándolo bruscamente. Como tratando de contenerse. Bajó la vista a mi pecho. Yo hice lo mismo.

El botón de mi blusa se encontraba desabotonada. Y dejaba ver una esquina de mi celular. ¡Mierda!

En la mañana había tomado la primera blusa con botones, que encontré. Es un poco grande que mi talla. No pretendía esconder mi celular ahí, pero había sido una buena idea ya que tenía puesto un jean sin bolsillos. Y entonces se me había ocurrido guardar mi celular en mi pecho. Entre mi sostén.

Alzó un mano para tratar de sacarlo.

Me alejé. Cayéndome nuevamente a la cama pero ahora de espaldas.
Subió a la cama, sentí sus piernas presionar con las mías. Y sus manos a cada lado de mi hombro.

—¡No me toques! —alcé la voz, cuando lo vi mover una de sus manos.

—¡Quieta! —me tomó por la nuca.

No pude hacer nada con las manos atadas y debajo de él. Finalmente con la otra mano sacó el celular. Y después me soltó.

¡No, no, no, no, no!

Bajó de la cama. Observó el objeto por unos segundos y posteriormente lo guardó en su bolsillo.

Nuevamente se acercó, me ayudó a levantar y desató la soga de mis muñecas. Me dolían, estaban rojas en esa zona.

—Dame mi celular —pedí.

—Aquí, él que ordena soy yo —Observé hacia la ventana. Ya comenzaba a oscurecer—. No intentes escapar porque no vas a llegar lejos.

Seguí con la vista en la ventana. Me tomó por el mentón. Obligándome a mirarlo.

—¿Me escuchaste?

—Sí —susurré.

Me soltó y se encaminó fuera de la habitación.

Una lágrima rodó por mi mejilla. Luego otras más. Sollocé. Me acerqué a la puerta con la intención de abrirla, estaba cerrada con llave. Caminé hacia la ventana. Igual estaba cerrada, y tenía rejas. Me deje caer al suelo. Y lloré, lloré. Como esa vez que perdí a mi papá. Como esa vez que perdí a mi mamá.

Ellos me hacían tanta falta en estos momentos.

———
¡Holi!

Espero que les haya gustado el capítulo...

💖

DEXEN -(Un Amor Tóxico) [+18] © COMPLETA✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora