4. "Órdenes"

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Tengo un dolor terrible en la cabeza. Parpadeo entre la oscuridad llevándome las manos en las sienes. Para frotarme esas zonas de forma circular con los dedos.

Siempre que lloro por horas, el resultado es el mismo: dolor de cabeza y punzadas en las sienes.

Cuando logro enfocar la vista entre la oscuridad, me levanto de manera abrupta. ¿Estoy en la cama? ¿Pero, qué mierda? ¿Cómo llegué aquí?

Lo último que recuerdo, fue que estaba en el piso llorando a mares.

Prendo la luz. Y puedo ver que en el buró está una bandeja, con un sándwich y un vaso de jugo.

No he comido durante el día. Y ahora no me apetece comer nada. Lo único que quiero es irme de aquí y olvidar todo esto.

Pero no puedo ni siquiera intentar escapar. ¡Maldita sea!

Bajo de la cama, y camino hacia la otra puerta. La abro, prendo la luz. Y efectivamente, es el baño, como me lo había imaginado.

Me inclino en el lavamanos. Me observo en el espejo. Luzco fatal. Abro el grifo, me mojo la cara. Después tomo una toalla. Para secarme el rostro. Me observo en el espejo nuevamente. Los moretones aún están en mi rostro y aún me duelen. 

Maldito seas Mark Holzer, por haberme hecho esto.

¿Qué mal he hecho para que me pasen estas cosas?
¿Por qué me tienen encerrada aquí? ¿Por qué simplemente no me dejan ir?

Escuché a alguien entrar en la habitación. Y entonces rápidamente me acerqué a la puerta del baño para cerrarla. Y trataron de abrirla.

—Abre la puerta —es Dexen.

No le contesté.

—¡Abre la maldita puerta! ¡O la tiro a golpes! —bramó.

—¡Hazlo si quieres! —grité.

—Joder, Micaela. No me hagas perder la paciencia.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Al escucharlo mencionar mi nombre.

—Sal ahora —volvió a mencionar. Pero lo ignoré.

Un golpe fue atestado en la puerta. Haciéndome sobresaltar.

Unos segundos más. La puerta se abrió. Tenía la llave en una de sus manos. Desvié rápidamente la vista hacia el lavabo.

Se acercó a mí. Me tomó por el mentón y me obligó a alzar el rostro.

—¡No has… ¿qué te pasó? —preguntó, con voz baja, como si en de verdad estuviera preocupado.

Fruncí en ceño. Ah. Seguramente ya vio los moretones.

—Nada que te importe.

Me zafé de su agarre. Salí del pequeño cubículo. Y me detuve para sentarme en el borde de la cama.

—Tienes que cenar —dijo, cuando se detuvo en frente de mí.
Estoy con la vista baja. Si ceno o no a él qué le importa—. ¿Quién te hizo eso? —preguntó, segundos después. Y logré verlo hacer puños con las manos.

—Deja de hacerme preguntas, como si yo te importara.

—Tienes razón.

Se giró por sus talones y salió, encerrándome de nuevo.

**

No pude dormir lo que restó de noche. ¿Y cómo podía hacerlo sabiendo que estoy aquí sin poder escapar? Sin saber por qué Dexen me tiene aquí ¿con qué propósito?

DEXEN -(Un Amor Tóxico) [+18] © COMPLETA✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora