Capítulo 22: "Negativo"

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Me dirigí al despacho para atender aquella llamada, cerré la puerta ya que no quería que nadie escucha aquella conversación, en especial (Tn).

— Hola, detective — me senté en sofá.

— Hola, señor Michael — dijo del otro lado — ya encontré a la persona que estaba buscando.

— ¿En... enserio? — no lo podía creer.

— Así es... me fue un poco difícil... pero la encontré — dijo seguro.

— Perfecto — dije sonriente — cuándo podríamos reunirnos para ver aquella persona.

— Mm... ¿Le parece dentro de dos días? — preguntó.

— Por supuesto — pensé en (Tn).

— Lo llamaré el día de mañana para fijar la hora y el lugar — añadió.

— Estaré esperando su llamada — colgué.

En dos días (Tn) volverá a ver a aquella persona que perdió hace mucho, quería su felicidad y si podría ayudarla, aún mejor.
Salí del despacho y todos estaban en la sala, Janet y Francesco tenían que irse, nos despedimos de ellos y los vimos partir, estoy feliz porque mi hermana está con un gran hombre. Decidí llevar a (Tn) al cine privado, ella quería ver Star Wars y personalmente a mi no me gusta.

— No, y no — dije

— Tu película de Charlie Chaplin es demasiado aburrida, no dice ni una sola palabra — cruzó los brazos.

— Es arte — sonreí — en cambio Star Wars se trata de maldad, muerte, odio, etc.

— Por favor — hizo puchero.

— No — dije aguantando la risa.

— Bueno... — se acercó a mi — y si te beso, ¿Cambiarías de opinión? — puso sus brazos en mi cuello.

— ¿Crees que soy fácil? — arqueé una ceja.

— No lo creo, lo eres — sonrió.

— ¿Lo dices enserio? — la miré extrañado.

— Te amo — sonrió.

— Lo dices porque quieres ver la película que te gusta — me alejé.

— No, claro que no — quiso acercarse a mi.

— No mientas — le di la espalda.

— Te amo más que a nada, Michael — me abrazó por atrás.

— No, (Tn) — quité sus brazos de mi.

— Eres un tonto — me di la vuelta — te comportas como un inmaduro — me acerqué a ella — espero disfrutes tu tonta película — se fue.

— (Tn) — la seguí — detente, por favor — no me hacía caso — ¡(Tn)!

— Olvidé decirte algo — se detuvo y volteó a verme — no quiero que entres a mi habitación, ¿Okey?

— Lo haré cuántas veces quiera, yo soy el dueño de todo, ¿Entiendes? — me acerqué a ella — incluso de ti — miré aquellos ojos almendras.

— ¿De mi? — rió sarcástica.

— Si — la acerqué a mi.

— Estás loco — dijo.

— Estoy jugando, pequeña — sonreí.

La tenía entre mis brazos y moría por besar sus labios color carmín, sus ojos almendras tenían ese brillo especial de siempre. Ella se acercó a mis labios, cerré los ojos para sentir su beso, pero nunca lo hizo.

Corazón Valiente (Novela De Michael y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora