Tercer brinco

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Jungkook y Jimin se reunieron el martes por la mañana. Hacía algo de frío por lo que escogieron una cafetería en el interior de un centro comercial al que pocas veces iban. Como el calico había dicho que no tenía mucho tiempo, Jungkook se tomó la libertad de llegar media hora antes para ordenar el té chai que su amigo siempre pedía en el desayuno y agregó un par de pastelillos de zanahoria de los que se había vuelto adicto.

Mientras esperaba, pensó que podía aprovechar el rato para mensajear a Taehyung, por lo que comenzó a mandarle fotos de lo que se iba a comer. Cómo era de esperarse, el tigre contestó casi de inmediato, con emoticones de llanto por no haber sido invitado y con un: "Compra uno para mí y tráelo".

Jungkook prometió hacerlo la próxima vez y guardó el celular, pensando que en las últimas semanas se habían vuelto realmente cercanos, para sorpresa incluso de él mismo. Su conejo interior era, con frecuencia, muy temeroso, desconfiado del mundo exterior. Odiaba estar cerca de animales grandes y aterradores, pero, por suerte, con el tigre eso había cambiado.

Se dió cuenta la primera vez que lo vio, que Taehyung era distinto. El hombre había tenido ese gesto constante de incomodidad, pareciendo molesto y necesitado con Yoongi la mayor parte del tiempo y, aunque había pensado que se encontraba frente a un caso de amor no correspondido, resultó que no fue el caso; el hombre simplemente había estado haciendo una rabieta.

Fue así que descubrió que Taehyung era, de hecho, muy cariñoso y atento con todos, como un cachorrito mimoso jugando a ser un tigre feroz. Jungkook había visto a través de él y se encontró con que su conejito interior deseaba tenerlo en su vida. Por eso siguió en contacto con él y continuó enviando mensajes de buenos días y de buenas noches, fue por eso que insistió tanto en forjar una amistad y no un noviazgo.

Amistad. El lazo le parecía sensato ya que no quería perder la oportunidad de conocer al chico. La afinidad tan íntima que tenían tal vez debía de asustarlo, pero su lado egoísta se encontró deseando más, pidiendo más, y Taehyung, por suerte, parecía no molestarse por su deseo constante de atención.

—Estás siendo demasiado empalagoso con Tae—observó Jimin media hora más tarde, por fin desayunando juntos los pastelillos de zanahoria. Su amigo había llegado casi corriendo, exclamando que Yoongi había entrado en celo y que le había costado dejarlo solo en el colchón.

—Me lo dice el que apesta a gato negro—replicó el chico con una sonrisa cariñosa, queriendo sonar burlista a pesar de que la felicidad de ver a su amigo tan enamorado se le contagiara.

—Sí, pero Yoongi es mi novio, esa es la diferencia—el calico se sonrojó y desvió la mirada ilusionada hacia su taza de té—. No digo que esté mal, si a Taehyung no le molesta que seas como un chicle pegado en su cabello...

Jungkook resopló y llevó un poco de pastel a su boca.

—Taehyung es la novedad, ya te dije—se quejó con la boca cada vez más llena por no tragar lo que masticaba—. Y no es unilateral, él también me llama. No lo buscaría si creyera que lo molesto.

—Taehyung es como este pastelito de zanahoria, esponjoso y bueno... Pero no es él quien me preocupa, eres tú, ¿no te estarás enamorando de él? —Jimin giró los ojos y alejó su postre de las manos de Jungkook quien había comenzado a robarse pequeños trocitos de su plato—Y deja de decir que es la novedad, eso sí es feo de tu parte.

—Que él ya lo sabe, hombre.

El chico volvió a llevarse la cuchara a la boca y suspiró, comenzando a explicarle a Jimin sobre lo que sentía acerca de su amistad con el tigre. Decidió que tal vez hablarlo podría esclarecer sus dudas y obtener un escenario distinto al que él estaba viendo, así que trató de no ocultar nada, aunque se estuviera muriendo de los nervios. Jimin sólo lo miraba fijamente, asintiendo de vez en cuando y sin opinar nada.

The Purring Club [ym] [tk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora