Terrrcer ronrrroneo

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Si había algo que Jimin odiaba era a sus odiosos primos paternos. Además de insoportables, eran arrogantes, groseros, chismosos y un sinfín de adjetivos más que fácilmente relacionaba con sus personas. 

Desde pequeños, había desarrollado  nada más que animosidad corrosiva por ellos; apenas y llegaban de visita a casa, su gato interior se erizaba echando las orejitas hacia atrás y se preparaba para el inminente ataque. Por desgracia, su madre siempre le había advertido con severidad que estaba estrictamente prohibido morderles las colas o echarles agua, porque de lo contrario no bebería leche antes de dormir, por lo que tuvo que limitarse y comer en la misma mesa sin rechistar. 

Jamás había logrado sentir simpatía por ninguno de los dos. Nunca. Y hasta la fecha, seguía sin lograr relacionar algo positivo con ellos. Al menos como adulto podía mantenerse alejado, su madre ya no tenía tanto poder sobre él, pero, aunque lo intentara con mucho ahínco, sus primos parecían estar en todas partes. 

—Hola, Jiminnie cariño, ¿cómo has estado? —si no se equivocaba, su nombre debía de ser Lina. Había pasado tantos años tratando de ignorarla, que poco había reparado en recordar su nombre. Además, con decirle "prima" bastaba y no veía necesario gastar su memoria en datos irrelevantes. 

—Hola, prima—respondió a regañadientes, tratando de no hacer  la situación todavía más incómoda para el pobre de Yoongi que seguía con su gesto confundido—Creí que habían dicho que las peleas clandestinas eran vulgares y sucias. 

La mujer hizo afán de responder, pero su hermano la interrumpió con un leve empujón y caminó hacia Yoongi  para ofrecerle un apretón de manos que el gato negro correspondió dudoso.

— ¿Min Yoongi, cierto? —le dijo el hombre con una mueca indescifrable. Si quería verse amistoso, no lo había logrado. Su mirada no era para nada agradable y sus dobles intenciones se notaban hasta para la persona más ingenua. Jimin sabía de sobra lo ambicioso que éste siempre había sido y que tener entre sus contactos a Yoongi debía de ser un premio jugoso que seguro deseaba obtener. 

—Así es, el mismo—Yoongi, que pronto captó el juego del hombre, adquirió de buenas a primeras un semblante diferente que Jimin no tardó en admirar. Atrás había quedado el gato tímido al que trataba de cortejar, porque Yoongi ahora  lucía como un felino áspero a la espera de su próxima presa y que él quería besar—. No quiero sonar descortés, pero yo no tengo el gusto. 

Jimin por fin pudo comprender todos esos rumores que merodeaban en el club con respecto a Yoongi (vamos, el hombre se veía jodidamente imponente). Algunos decían que debía de ser un violento jaguar (porque casi nadie conocía su lado animal). Otros, que era un hombre cruel y sin escrúpulos con altas expectativas. Y Taehyung decía-porque al parecer su amigo gustaba de hablar sobre él- que nadie había logrado descongelar su frío, frío corazón. 

Hasta Jimin. 

Lo cual no era del todo cierto, lo que él llevaba de conocerlo, sólo había visto una faceta tierna y preciosa que distaba mucho de las habladurías. 

—Park Jae, CEO de la casa productora Starship y-

—Perdona la interrupción, pero no la conozco—Yoongi asintió suavemente; sus labios estaban unidos en una fina línea y sus ojos no decían nada más que aburrimiento, pero, contrario a eso, su postura no era para nada la de alguien relajado. Tal vez, porque su gato interior sentía que existía algo incómodo en el ambiente—. No me lo tomes a mal, en este momento mi cerebro no está trabajando. 

—Disculpa a mi hermano—habló repentinamente Lina, acercándose hacia ellos y tratando de alejar a Jimin de Yoongi—. Es un adicto al trabajo y veo que ya encontraste a alguien. 

The Purring Club [ym] [tk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora